Opinión

La educación media superior y la flexibilidad en sus procesos para ingreso, permanencia y continuidad educativa

La educación media superior y la flexibilidad en sus procesos para ingreso, permanencia y continuidad educativa

La educación media superior y la flexibilidad en sus procesos para ingreso, permanencia y continuidad educativa

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 9 de febrero de 2012, en el Diario Oficial de la Federación, se publicó el Decreto por el que se estableció la obligatoriedad de la Educación Media Superior; a casi una década, el Estado mexicano ha emprendido diversos esfuerzos a fin de garantizar las condiciones para que todos los jóvenes ingresen, permanezcan y concluyan este nivel escolar, con vistas a consolidar sus proyectos de vida.

En 2013 fueron adicionados los artículos 12 y 13 de la Ley General de Educación, con los que se determinó, como una facultad exclusiva de la Secretaría de Educación Pública, el coordinar un Sistema de Educación Media Superior a nivel nacional; con un marco curricular común, basado en el respeto al federalismo, la autonomía universitaria, la diversidad educativa, y la revalidación y el reconocimiento de estudios entre las opciones de este nivel escolar, correspondiendo así, correlativamente, a la participación e integración a este sistema de las autoridades locales, de acuerdo a sus exclusivas facultades y responsabilidades.

2018 fue el año en que se expidió el Acuerdo número 01/01/18en el que se establece y regula el Sistema Nacional de Educación Media Superior, cuyos propósitos prevén: sentar las bases para la organización, coordinación y desarrollo de la Educación Media Superior, mediante principios, directrices, estrategias, programas y acciones que permitan su fortalecimiento y la ampliación de su cobertura con calidad, pertinencia y equidad; dotar a este nivel educativo de identidad, a través de una adecuada articulación de las distintas instituciones que lo integran, y promover las diversas modalidades y opciones educativas para generar mayores oportunidades de acceso y acreditación, aprovechando las innovaciones educativas.

De igual manera, estos propósitos consideran estrechar la vinculación de las instituciones educativas con los sectores público, privado y social, así como impulsar la educación y la formación técnica y profesional, a efecto de lograr una óptima integración de los alumnos a la actividad productiva; impulsar, en el marco del respeto a la diversidad educativa, la movilidad estudiantil entre los diferentes niveles, modalidades y opciones educativas del tipo medio superior, así como la portabilidad de estudios y el libre tránsito de alumnos entre las diversas instituciones, resaltando la intensión de articular los esfuerzos para implementar estrategias de acompañamiento a los alumnos, con el fin de fortalecer sus habilidades socio-emocionales, incidir significativamente en la disminución del abandono escolar y reducir otros factores de riesgo para la permanencia de los jóvenes en su educación.

Si bien todo ello es evidencia de avances de un marco jurídico aplicable, aún persisten condiciones que obstaculizan, en particular, el cumplimiento de los objetivos referentes a la movilidad estudiantil en las modalidades y opciones educativas, así como en la portabilidad de estudios, que mucho tiene que ver con el desarrollo de habilidades, la competitividad de los estudiantes y su incorporación al mundo laboral, como factores elementales que ayudan exitosamente a concluir la Educación Media Superior.

Así mismo, a pesar de los intentos por elevar la calidad de la educación en México, subsiste en la Educación Media Superior una desarticulación entre instituciones que afectan el aprovechamiento académico de los estudiantes y debilitan su identidad en el nivel educativo, que bien pudieran propiciar espacios de formación donde los alumnos comprendan la realidad de su entorno y puedan incidir en ella de manera proactiva y propositiva.

Ante una realidad cambiante persiste el reto de coordinar objetivos comunes entre subsistemas para generar las mejores condiciones de formación educativa que permitan a la juventud la continuidad de sus estudios en cualquier institución educativa, revalidando y reconociendo los saberes y competencias adquiridas. Esta flexibilidad será un elemento importante para que el estudiantado pueda adaptar sus intereses familiares, comunitarios y laborales a su formación académica. Así, el tránsito entre subsistemas y escuelas es un requisito fundamental para combatir la deserción escolar por circunstancias personales.

El propósito parece difícil de alcanzar, pero es una realidad tangible que requiere cambios de paradigmas, flexibilidad y apertura para conjuntar esfuerzos de autoridades, docentes, alumnos y padres de familia para aceptar que el cambio es irreversible y que es la mejor manera de responder a un futuro en construcción, del cual la juventud es una de las mejores protagonistas, y que al asistir a la Educación Media Superior asciende al siguiente peldaño de su vida en esa transición de la adolescencia a la pubertad y de ésta a la vida adulta.

En este sentido debemos considerar que la vida escolar se asume como el espacio-tiempo que permite exploraciones y experimentaciones, y que el entorno educativo está signado por la sociabilidad, siendo ahí la oportunidad donde es posible encontrar amistades y relaciones de pareja, enfrentando riesgos y desafíos, pero también para desarrollar la reflexión sobre el cúmulo de experiencias y vivencias que resultan ser de gran valor para encuentros paralelos o futuros con los “otros”, que enriquecerán procesos cognitivos y de prácticas ulteriores.

Consolidar la obligatoriedad y la universalidad de la Educación Media Superior implica sumar los esfuerzos del gobierno federal, los gobiernos estatales y las autoridades municipales, en el marco legal de su responsabilidad, y de la concurrencia de los docentes, de los jóvenes y sus familias, lo que nos coloca exactamente en el punto de quiebre del devenir de una vida mejor para el sector estudiantil; de ahí el actual reto de las actuales autoridades educativas.

El no corregir algunos derroteros negativos por los que actualmente transita la Educación Media Superior (como por ejemplo, la vetusta y anquilosada burocracia, ya incompatible con la política de austeridad de la 4T), significa condenar a más de una generación de la juventud mexicana a la reproducción indefinida de las carencias formativas, e impedirles el acceso a mejores oportunidades de desarrollo intelectual, negándoles la adquisición de competencias que le permita, en un mundo globalizado, poder competir válida, lealmente y creativamente, con sus pares en igualdad de circunstancias educativas, digitales y de autogestión del propio conocimiento significativo, pero en busca de un bien común.