Cristóbal Gracia (CDMX 1987) realiza en esta exposición una ambivalente aproximación lacaniana a la economía como producción de deseo a partir de escenificar una ambientación-instalación con múltiples piezas en escultura, grabado, objetos y vídeo.

Sin duda, inspirado en El Parque de los Monstruos o Bosque Sagrado en los jardines del Castillo de los Orsini en Bomarzo, Viterbo, Italia, Gracia representa diversos seres entre amenazantes y misteriosos que encarnan al deseo. El hilo que une economía, deseo y cuerpo a través de ingestión, digestión y excreción, se representa, ni más ni menos, que con la Salsa Valentina, aderezo entre adictivo y nauseabundo cuyo aroma inunda la exposición al ser vertido en una fuente, drenado por tuberías de cobre o utilizado para acuñar monedas por un personaje que oscila entre el Monstruo del Pantano o Swamp Thing y un francotirador militar camuflado con un Traje Ghillie o Yowie.

Gracia proporciona un certificado de autenticidad en línea para esta ficticia moneda, mezclando en el piso monedas reales de centavo de dólar con su moneda, y la cual tiene en el centro un ojo, ¿Esto evoca al Ojo de la Providencia grabado en los billetes de un dólar? ¿Masonería? ¿Illuminatis? Como una alusión económica casi oculta, la Salsa Valentina fue empleada por la Dirección de Cultura de Ciudad Juárez en el 2012 para limpiar monumentos de bronce urbanos y sortear así recortes presupuestales.

Evocador del concepto de entropía de Robert Smithson (1938-73) sobre la simultánea consolidación y desgaste de signos, significantes y significados, Cristóbal Gracia entrelaza con imaginación y eficacia creativa símbolos, materiales autorreferentes y libre asociación. Gracia está cursando una maestría en la Universidad de Yale, ¿lograr eficacia expresiva ya es materia académica?; si el desarrollo de un discurso artístico se enseña en universidades ¿se ha llegado al grado cero del arte contemporáneo?

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