Opinión

La epopeya de los cacahuates

La epopeya de los cacahuates

La epopeya de los cacahuates

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Lo que preocupa, y mucho, del reciente acuerdo alcanzado entre los gobiernos de México y Estados Unidos en materia migratoria, es que Donald Trump haya quedado satisfecho. Sólo le faltó levantarse, ponerse la bata, fumar un habano en el balcón del último piso de uno de sus hoteles y pedir que un taxi se llevara al aeropuerto a los integrantes de la delegación mexicana.

No solo eso, Trump dijo que el acuerdo contiene cláusulas secretas que pronto se darán a conocer. Si Trump obtuvo lo que quería, si tiene en el bolsillo, para presentarla a los electores en el momento indicado, su victoria sobre México, ¿cómo es que nosotros estamos celebrando? ¿Lo que es bueno para Trump es bueno para nosotros también? No lo es.

Dijo que el canciller Ebrard que regresaron de Washington con la dignidad intacta. No lo dudo, pero el acuerdo establece que haremos cosas que hasta hace poco decíamos que no haríamos, como fungir en los hechos como Tercer País Seguro y militarizar la frontera sur. Ni siquiera digo que sean malas acciones, sostengo que diferentes voceros del gobierno decían muy ufanos que eso no pasaría nunca. Lo exigió Trump, y ya pasó.

La satisfacción de Trump da mala espina, y el mitin de Tijuana documenta nuestro pesimismo porque emite señales de que el presidente está en una dimensión que cada vez tiene menos contacto con la realidad. Un mitin ya era una mala idea, transformarlo en un oficio religioso fue un disparate.

¿De verdad no hay nadie en el entorno del presidente que le diga que esas cosas no se hacen? Hay gente inteligente y sensata, como Ebrard y Sheinbaum, que podían decirlo, pero no lo hacen, ni lo harán, porque están jugando la sucesión presidencial, pero hay otros que no juegan nada y que no pueden dejar que esto avance. No asistió a Tijuana el apóstol de la Luz del Mundo porque está en una cárcel del otro lado de la frontera, pero si hubiera estado libre habría acudido. AMLO dijo que en su discurso que no le mostró a Trump un puño cerrado sino  una mano franca. ¿Y eso qué?

El gobierno de la Cuarta Transformación ha tenido una política migratoria errática. Dar palos de ciego es un odioso lugar común, pero eso es justo lo que han estado haciendo. La señora Olga Sánchez, secretaria de Gobernación, se ufanó de que el gobierno había resuelto el tema de las caravanas migrantes en cinco días; sí, leyó usted bien, en cinco días y que los Estados Unidos estaban impresionados. Un semestre después el gobierno aceptó desplegar la Guardia Nacional sobre el río Suchiate, a manera de Border Patrol, y fungir como tercer país seguro. La señora Sánchez negó varias veces que la frontera sur se fuera a militarizar.

Acaso por eso no fue convocada a la cumbre en Washington, quizá para no exponerla a los medios para explicar cómo fue que el problema resuelto nos puso entre la espada y la pared y tuvimos que asumir la política migratoria de Estados Unidos, militarizar en efecto la frontera, y todo para evitar una catástrofe comercial. ¿Debe quedarse en el cargo a pesar de que fue desplazada de las decisiones más importantes de su cartera?

El tema está lejos de su punto final. Trump es un abusador de tiempo completo, está en su naturaleza. En la conferencia mañanera de AMLO de este lunes el tema serán las “grandes compras” de productos agrícolas gringos que haremos y ese apartado escalofriante de los “acuerdos secretos”.

jasaicamacho@yahoo.com

@soycamachojuan