Opinión

La ética como ente contra la corrupción

La ética como ente contra la corrupción

La ética como ente contra la corrupción

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La cultura de la transparencia en México es relativamente nueva, no me refiero al tema y las discusiones acerca de su necesidad en todo acto público, particularmente aquellos que impliquen el ejercicio de recursos, sino a su práctica, a su necesaria puesta en marcha en aras de actuar siempre de cara a la sociedad, con claridad y con acceso permanente a la información.

Sin duda, una de las grandes actividades en pro de la transparencia la constituye el actuar de la Auditoría Superior de la Federación, organismo que surge para coadyuvar las labores de fiscalización de la Cámara de Diputados Federal.

Estamos en un proceso inacabado donde la administración pública está pasando de procesos engorrosos a trámites más accesibles, rápidos, para hacer que prevalezca el servicio y la transparencia y no la discrecionalidad del servidor público; arribar a la publicidad de los actos de gobierno como un principio rector.

Es precisamente con la incorporación del derecho a la información en el artículo 6º constitucional como comenzamos esta larga discusión hacia la transparencia en México, pero con claros tintes electorales, es decir, enmarcados en la necesidad de hacer más accesible la información de los partidos en tiempos electorales, hasta llegar a reconocerla como el acceso permanente por parte de la sociedad a las decisiones y resultados de lo público.

Para los fundamentalistas de la transparencia, todo lo público amerita estar expuesto, ser evaluado; sin embargo, como en la inacabada discusión entre lo público y privado, existe una franja delgada entre la transparencia y el decoro, la transparencia y los derechos de terceros, la transparencia y el derecho a la intimidad, del derecho a la transparencia y el derecho a la dignidad humana.

Erradicar la cultura del secreto pasa por la labor que realiza la Auditoría Superior de la Federación, ahí están por ejemplo los informes que realiza de manera permanente sobre el estado que guarda la cuenta pública, los programas sociales, la deuda pública, los fideicomisos, los subejercicios, los conflictos de intereses de aquellos que consideran que una posición pública es sinónimo de parcela de poder para obtener su renta, pasar de la cultura de la simulación del “hago como que informo, hago como que es público, hago como que cumplo” a hacer de la transparencia un uso permanente en la vida pública de nuestro país.

Aun cuando la transparencia es joven, ya se encuentra institucionalizada, vemos cualquier clase de esfuerzos, mensajes, normas a favor, hoy es el debate que permanece y eso pasa necesariamente ya que acertadamente se le dieron dientes a nuestra Auditoría Superior, porque no todo lo que pasa cuando hay falta de transparencia es corrupción, también es un problema técnico, un problema de capacidades, de desconocimiento por parte del servidor público y sin duda quien puede ayudar a mover esta situación es nuestro órgano especializado en la materia.

@DrLuisDavidFer