En la mitología griega, la Hidra era una serpiente acuática de enorme tamaño, aliento venenoso y múltiples cabezas que moraba en las profundidades del lago Lerna y que cuidaba la entrada al Inframundo.

Al igual que este ser mitológico, la Guardia Nacional tendrá varias cabezas. Tres mandos distintos, pero sólo uno verdadero.

El 11 de abril, el presidente de la República presentó al que será el encargado de dirigir a esta nueva corporación, el general “en proceso de retiro” (pero militar en activo), Luis Rodríguez Bucio.

Pero además, el titular del Ejecutivo también dio a conocer a la Coordinación Operativa Institucional, que está integrada por un representante de cada una de las instituciones que integran la Guardia: la SEDENA, la SEMAR y la Policía Federal y que funcionará como un órgano intermedio entre el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana y el comandante de la Guardia Nacional.

Uno de los problemas de nombrar a un militar en activo como comandante de la Guardia, más allá de violentar el espíritu del dictamen aprobado por el Senado, es que el superior jerárquico de todo militar en activo es el secretario de la Defensa o, en su caso, el secretario de Marina.

Así que, desde un principio, el general Bucio estará a las órdenes de dos Secretarios de Estado y de la llamada Coordinación Operativa Institucional.

Por otro lado, es importante decir que preocupa el tinte militar que ha adoptado este nuevo cuerpo de seguridad.

Hay que recordar la visita que realizó a nuestro país la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet quien se dijo “sorprendida” por la gravedad de las violaciones a derechos humanos que ocurren en el país e incluso comparó la violencia en México con la dictadura de Pinochet.

Cualquier signo de militarización del país debe verse con preocupación, por eso es nuestra responsabilidad exigir a nuestras autoridades que se respete el estado de derecho y libertades de nuestra sociedad.

@jorgegavino