Opinión

La inteligencia artificial en México y la necesidad de tener una agenda nacional

La inteligencia artificial en México y la necesidad de tener una agenda nacional

La inteligencia artificial en México y la necesidad de tener una agenda nacional

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
M. en C. Ivete Sánchez Bravo*

Sin duda alguna, el concepto de inteligencia artificial (IA) tiene múltiples acepciones y despierta las más variadas expectativas, muchas de ellas asociadas a lo que la ciencia ficción se ha encargado de configurar en nuestra imaginación.

En términos generales y buscando una concepción suficientemente sencilla y general, la IA se trata de llevar a cabo una actividad que esencialmente asociamos con los seres vivos —especialmente las personas— que representan la inteligencia, pero ejecutadas a través de máquinas, que representan lo artificial.

A partir de ello hay múltiples definiciones de IA, si es débil o fuerte (weak/strong), donde la diferencia esencial estriba en si las máquinas ejecutan o simulan el comportamiento humano. El uso de la llamada débil es la más generalizada y sus aplicaciones se orientan a tomar decisiones en entornos controlados, como las agendas electrónicas, o asistentes virtuales, que buscan ayudar a los individuos a ejecutar acciones o tomar decisiones, en ambientes y condiciones controladas.

La IA tiene entonces, diferentes formas, con diferentes objetivos, pero al final, como la prueba de Turing (1950) establecía, si tienes un diálogo entre un humano y una máquina, pero el humano no sabe que está interactuando con una máquina, el objetivo de la inteligencia artificial se cumple cuando el humano no puede distinguir que está interactuando con una máquina o un semejante.

Los retos más complejos de la inteligencia artificial se relacionan con las actividades que los humanos aprendemos sin recibir instrucción de nadie, como por ejemplo la dirección del movimiento o la fuerza que hace romperse a un objeto que cae al suelo. Estos conocimientos son los más difíciles de modelar en IA, pues tienen que ver con la percepción y el sentido común. A esto se puede ligar los campos del procesamiento de imágenes y el del lenguaje natural.

Por otra parte, hay actividades, conocimientos y aplicaciones más enfocadas, como por ejemplo los algoritmos que les han ganado a los campeones del juego go y ajedrez, juegos donde hay reglas que se tienen que cumplir y que al final son el marco para entrenar a un algoritmo para que tenga cierto comportamiento y tome ciertas decisiones.

LOS IMPACTOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN LA VIDA DE LAS PERSONAS. Obviamente, un impacto directo de la inteligencia artificial radica en la tecnología que se está generando y que las personas necesitan saber manejar si sus actividades están inmersas en procesos industriales. Un ejemplo es el procesamiento de imágenes, por ejemplo, para clasificar objetos defectuosos en una línea de producción. Tienes que saber utilizar la tecnología; tal vez no necesitas saber diseñarla o entrenar las redes que ejecutan las acciones, pero tienes que saber aplicar las herramientas.

Otro sentido del cambio tecnológico y su impacto es la transición a la llamada industria 3.0 a industria 4.0, que afecta en un sentido más general a la población. Muchos científicos de diversas áreas han mencionado que es necesario subirse al barco de la IA y no simplemente verlo pasar; para ellos subirse al barco significa desarrollar algoritmos que puedan ser competitivos respecto de los que se están generando en otros países y grupos de investigación.

Por otra parte, subirse al barco significa cuestionarse lo que sucederá con todos los empleos que potencialmente pueden ser automatizados por sistemas de IA, por lo que es necesario también abordar cuestiones de impacto social y políticas públicas, para que sea posible, en primer lugar, habilitar a los jóvenes para que puedan utilizar la tecnología desarrollada en torno a la IA. También es necesario resolver cómo capacitar a las personas que ya son económicamente activas para comprender y utilizar la tecnología que está llegando a los centros de producción y así evitar el desplazamiento de personas por no encajar con nuevas tecnologías del trabajo.

DIFERENCIAS ENTRE LAS REVOLUCIONES TECNOLÓGICAS PRECEDENTES Y LA REVOLUCIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL. Probablemente y en mi opinión, la condición primordial de esta transformación es la velocidad con la que está sucediendo; ha habido cambios de paradigma anteriores, pero el actual está sucediendo muy rápido y con el riesgo de que las decisiones que se toman no sean supervisadas de manera adecuada. En este sentido, uno de los factores primordiales a revisar es el ético.

La llamada industria 3.0 está enfocada en la automatización y la implementación de tecnologías de información y comunicación (TIC), con lo que se ha recolectado una inmensa cantidad de datos. Sin embargo, es importante entender que en esa información hay muchos sesgos y los hay porque de por sí tenemos sesgos como sociedad. Si se empieza a aplicar ciertos algoritmos y no se revisan los sesgos que tiene la propia información, vamos a obtener resultados que, si bien pueden ser concordantes con los datos obtenidos, no siempre son los más deseables en términos de impacto social.

El cambio tecnológico asociado a la IA conlleva también un cambio cultural; los cambios tecnológicos cambian conductas y hábitos. En el caso de la IA, habría qué preguntarse hasta qué punto sería necesario cambiar conductas, como por ejemplo el uso de asistentes virtuales. Un asistente virtual recibe órdenes de voz, como cuando busca a una persona por teléfono, o la despierta a cierta hora, consideramos que simplemente se está ejecutando una orden. Sin embargo, el asistente está activo permanentemente, guardando información del entorno: por un lado, te puede ayudar, pero también está utilizando información confidencial, y los individuos solemos desconocer hasta qué punto se controla todo el flujo de información.

El ejemplo anterior está en el contexto del procesamiento de lenguaje natural, pero también si compartimos imágenes a través, por ejemplo, de redes sociales. Al final estamos en una época donde se comparte y se tiene acceso a muchísima información. Por ejemplo, una línea de investigación en IA se avoca a extraer información de una imagen y convertirla en descripciones verbales: describir si estás en una cafetería y cómo es; qué bebida estás tomando, y si tienes activada la función de posicionamiento geográfico, incluso dónde exactamente te ubicas en ese momento.

HACIA UNA AGENDA NACIONAL EN IA. Con la participación de una multiplicidad de organizaciones públicas y privadas, se ha venido trabajando desde 2018 en la conformación de una agenda de inteligencia artificial en México, cuya información se puede consultar en la plataforma https://www.ia2030.mx/.

Cuando iniciaron los primeros trabajos hacia la creación de una agenda nacional en IA, con la participación de Oxford In­sights, organización radicada en Londres, Inglaterra, los entonces participantes plantearon que la agenda nacional tendría que cubrir varios temas: gobierno, investigación y desarrollo, educación, infraestructura y ética, lo que resulta consistente con el objetivo de revisar muchos de los aspectos asociados al desarrollo de la IA en el país.

En particular, lo que se está tratando de hacer en México es que la Agenda sea hecha con participación ciudadana; no pretende ser la mejor o la única agenda, pero sí procurar que se convoque a una comunidad amplia y de todos los perfiles.

Para conocer más sobre la agenda y sus avances, pueden consultar https://www.ia2030.mx/

* Ivete Sánchez Bravo es Maestra en Ciencias de la Computación por el Centro de Investigación en Matemáticas, A.C. (CIMAT). Tras haberse incorporado a la Gerencia de Desarrollo de Software del Centro, asumió la responsabilidad de este grupo de trabajo, en el que los proyectos de transferencia tecnológica abarcan no sólo el propio desarrollo de software en general, sino el desarrollo de aplicaciones de cómputo científico. La Mtra. Sánchez coordina las labores de la Alianza en Inteligencia Artificial y forma parte de diversos cuerpos colegiados y grupos de trabajo en transferencia tecnológica, inteligencia artificial y ciencias de datos. Sus intereses abarcan procesamiento de imágenes, aprendizaje máquina, cómputo paralelo, modelación numérica y optimización. Actualmente es coordinadora de Servicios Tecnológicos del CIMAT.

El cambio tecnológico asociado a la IA conlleva también un cambio cultural.