Opinión

La medición de la pobreza

La medición de la pobreza

La medición de la pobreza

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Uno de los últimos proyectos que doña Alicia Bárcena completó antes de dejar la Secretaría General de la Comisión Económica Para América Latina, para convertirse en embajadora de México en Washington, DC, fue el libro Medición de la pobreza por ingresos, que ese organismo de Naciones Unidas acaba de publicar. El libro, de poco más de 230 páginas, está dedicado a analizar la manera en que los países de la región miden la pobreza. Al hacerlo, ofrece una metodología que permite ajustar y comparar los resultados que cada uno de los países ha reportado entre 2002 y 2016.

La comparación es importante para descubrir patrones entre las distintas subregiones de América Latina: América de Sur, México y América Central y el Caribe las tres más notables, pero también los países andinos en comparación con aquellos de América del Sur que no pertenecen a esa subregión.

En el caso de México son notables dos factores. En primer lugar, que los patrones de distribución del ingreso y, en consecuencia, de ocurrencia de la pobreza, son más similares entre México y América Central que entre México y las economías de América del Sur. El mito de México como líder en la región cae sin otro sustento que los millones de pesos que gobiernos previos gastaban en repetirnos las mentiras acerca de nuestro supuesto liderazgo en materia de inversión extranjera y vinculación con los mercados globales, que puede ser cierta, pero que no resuelve por sí misma el problema de la distribución del ingreso.

En segundo lugar, que han ocurrido “errores” en la medición de la pobreza en México que hicieron que se contaran millones menos de pobres extremos. Es decir, se nos decía que teníamos 13 por ciento de pobres extremos en 2016 cuando en realidad, teníamos 16.3 por ciento de personas en esa condición. En el mismo sentido, se nos decía que teníamos 41.2 por ciento de pobres en 2016, cuando en realidad contábamos con 45.2 por ciento de personas en esa condición.

Hay países con peores problemas. Uno de los más notables, Argentina, decía contar con 1.3 por ciento de pobres extremos, cuando en realidad tenía 3.3 por ciento y que decía tener sólo 2.3 por ciento de personas pobres, cuando en realidad tiene 24.9 por ciento en condición de pobreza.  Sin embargo, también hay países como Uruguay con sistemas de medición de la pobreza envidiables por la precisión con la que realizan sus tareas, lo que—desde luego—reditúa en un mejor desempeño de sus instituciones de gobierno. Uruguay, en 2014, decía contar con 0.8 por ciento de personas en pobreza extrema, cuando sólo tenía en realidad 0.2 por ciento, mientras que, en materia de personas pobres estimaba contar con 4.4, cuando en realidad tenía 4.5 por ciento.

Uno de los casos más preocupantes es el de Honduras que, en 2013, decía contar con el 50.5 por ciento de su población en pobreza extrema, cuando serían sólo el 22.7 por ciento, mientras que, en materia de pobreza, decía contar con el 74.3 por ciento del total de su población, cifra que se reduce al 59.1 por ciento.

Se trata de cifras, incluso las corregidas, muy negativas, que dejan ver la gravedad de lo que ocurre en México y América Central en los últimos años. La región no se ha beneficiado de la mejora económica ocurrida en la mayoría de América del Sur, con la excepción de Venezuela, lo que hace muy atractiva aún la posibilidad, de emigrar a EU, a pesar de los riesgos. El libro se puede consultar en El libro se puede consultar en http://bit.ly/CepalPobrezaAmLat2018.

manuelggranados@gmail.com