Metrópoli

La megalópolis comenzó a detenerse

Crónica realizó un recorrido por ambos sistemas de transporte público y constató que la afluencia de pasajeros ha disminuido considerablemente tras la declaración de emergencia.

La megalópolis comenzó a detenerse

La megalópolis comenzó a detenerse

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Ante la declaración de emergencia sanitaria por coronavirus, los transportes Mexibús y Tren Suburbano en el Estado de México, vitales para hacer funcionar a la mancha urbana en torno a la CDMX, continúan con horario normal, es decir, con corridas desde las 5 de la mañana y hasta la medianoche, pero la desaceleración de la vida es evidente en los vagones con sólo media decena de pasajeros.

Hay además medidas higiénicas, incluyendo la sanitización de los carros articulados y vagones.

Crónica realizó un recorrido por ambos sistemas de transporte público y constató que la afluencia de pasajeros ha disminuido considerablemente tras la declaración de emergencia.

En el servicio de Mexibús, en la Línea 2 que corre de la estación Las Américas a La Quebrada, en hora pico, a las 7 de la mañana, los carros registran generalmente lleno en asientos, pero este martes 31 de marzo es poca la gente que abordaba los articulados, entre 5 o 6 personas por carro y el recorrido se mantuvo así hasta llegar a la estación San Cristóbal.

A lo largo del recorrido y hasta llegar a la estación Lechería el vehículo registró ascenso y descenso de pasajeros, pero no registró el lleno como es habitual.

En lo que se refiere al Tren Suburbano, la estación Lechería es una de la que más pasajeros registra a cualquier hora del día, ya que es punto de enlace con los municipios de Cuautitlán Izcalli, Cuautitlán México, Tultitlán, Coacalco y Ecatepec, pero desde este martes la presencia de viajeros fue mínima, con una estación semivacía y los carros del tren con asientos vacíos en todos sus carros.

Al llegar a Buenavista se observó ya una buena cantidad de personas que salía como hormigas desde las distintas salidas del ferrocarril y apurando el paso hasta los torniquetes. Aún así, nada comparable con un día normal.

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