Metrópoli

Mata COVID al Callejón del Diablo

La muerte en el hacinamiento: el coronavirus tiene en luto a más de 12 familias. Y mientras unos lamentan la muerte de un ser querido, otros organizan fiestas que terminan de madrugada. Algunos se niegan a aceptar que el COVID entró en la zona.

El coronavirus tiene en luto a más de 12 familias. Y mientras unos lamentan la muerte de un ser querido, otros organizan fiestas que terminan de madrugada. Algunos se niegan a aceptar que el COVID entró en la zona.

Mata COVID al Callejón del Diablo

Mata COVID al Callejón del Diablo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la década de los 90 del siglo pasado caminar sobre Eje Central, casi Fray Servando Teresa de Mier, colonia Centro, llevaba su advertencia: “Ni se te ocurra tomar el camión ahí... Te van a asaltar, y si te resistes te matan. Ni conoces. ¡Es el Callejón del Diablo!”

Generaciones escucharon y esquivaron el lugar. Hoy la pandemia tiene al que se conocía como el Callejón del Niño Perdido con un luto permanente. No precisamente por los muertos de afuera, las víctimas de asaltos, que los “muchachos” de esta zona se cobraban ante la resistencia de despojar de sus pertenencias a los transeúntes, sino porque el virus SARS-CoV-2 ha sorprendido a algunos de los fundadores del barrio enclavado entre plantas y árboles y algunos juegos mecánicos como columpios que no permiten ver la tragedia de los habitantes.

En lo que va de la pandemia por COVID-19, el virus tiene en luto a más de 12 familias, el número de personas que han muerto en el lugar. Un número de pérdidas que “nunca se había dado en tan corto tiempo”.

“Aquí han fallecido muchas personas. En un departamento vivían 13 personas. Ya sólo quedan 12. Es por COVID-19, pero no quieren decir, o no saben si fue por eso...”, dice una jovencita de 24 años que vive con su pequeño de dos años de edad.

El complejo popular tiene un sábado de fiesta. Una carpa blanca, con globos dorados, recibe a Crónica que se adentra como si fuera cualquier habitante, pero entrar al fondo acompaña un dejo de prudencia. Teléfono en mano, nadie cuestiona, pero desde las ventanas de los departamentos observan a la extraña.

“Me dijeron que viniera a ver quién toma fotos”, dice Abigail.

Se le pregunta cuánto tiempo ha vivido en el lugar. “Toda la vida”, dice la mujer que sale de su departamento.

“Han muerto sí, yo creo que 12 personas. Son casi todas las edades. Bueno, no creo que sea COVID-19. Es coincidencia con los que ya les tocaba irse”, expresa y señala la zona más afectada, un modesto edificio con tres niveles de departamentos – uno en cada piso– en que han muerto tres personas de un grupo de 15 integrantes.

Al lugar le dan vida adolescentes y jóvenes. Juegan un “frontón” en la tarde del sábado. Se prepara una fiesta que promete terminar pasada la medianoche.

¿Les sorprende que haya el registro de casi 20 muertos?

“Bueno, no es COVID-19. Han muerto por diversas circunstancias. Ya algunos por la edad...”, dice Abigail con una voz que suena a duda. “ Yo digo”..

La joven con su hijo en brazos no quiere dar su nombre.

*Yo te puedo decir que es COVID-19. Qué raro que se están muriendo. No quieren decir los vecinos por miedo al bullying, al rechazo, se entiende, pero no deben ocultarlo. No es por morbo, sino para saber dónde estamos y qué podemos hacer contra este virus”, dice la joven madre que señala que en lugar sería bienvenida la visita de autoridades de salud.

Al Callejón del Diablo no le interesa saber el motivo de las muertes, lo que ya no quieren es que se den más, cuando era un punto como un “Triángulo de las Bermudas”. Una llave china o navaja al cuello adentraba a los viandantes que esperaban el Trolebús...

“Sí sería bueno que el gobierno capitalino nos visitara para hacernos pruebas. Ninguna ayuda o asesoramiento lo vamos a rechazar. El virus sí existe, y hay gente que se niega a aceptarlo, pero lo están viviendo”, dice la joven madre.

En el Callejón del Diablo viven aproximadamente dos mil personas que están “un poco” asustadas por el coronavirus.