Cultura

La mujer española participó en la Conquista: María José Encontra

“Desde el segundo viaje de Colón tenemos documentación que avala que las autoridades peninsulares fomentaron la migración de grupos familiares completos, me refiero a familias donde interviene el padre, el esposo, la señora, los hijos y podían participar también las suegras”, señala la doctora en historia. "Una de las primeras tarifas localizadas es de 1536, en donde el precio (de viaje) oscilaba entre los seis y nueve ducados”

La mujer española participó en la Conquista: María José Encontra

La mujer española participó en la Conquista: María José Encontra

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las mujeres españolas llegaron al continente americano desde finales del siglo XV cuando Cristóbal Colón hizo su segundo viaje a estas tierras, periodo en el que se registra la migración de 308 de ellas, y años más tarde, con la fundación de la Nueva España, llegaron mil 480 mujeres. Así lo explicó ayer la historiadora María José Encontra, durante la conferencia El arribo de las mujeres españolas a Nueva España en el siglo XVI.

En el evento virtual organizado por el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM), la especialista comentó que las mujeres también tuvieron una participación en los procesos de Conquista y colonización del país.

“Desde el segundo viaje de Colón tenemos documentación que avala que las autoridades peninsulares fomentaron la migración de grupos familiares completos, me refiero a familias donde interviene el padre, el esposo, la señora, los hijos y podían participar también las suegras”, indicó la experta.

La intención de las autoridades era poblar las nuevas tierras con familias honorables, es decir, que tuvieran un oficio.

“Con este punto quisiera anular el prejuicio de que todas las personas que llegaron a estos territorios, no eran lo mejor de la sociedad: delincuentes y prostitutas”, señaló María José Encontra.

La historiadora detalló que a América llegaron familias completas de campesinos y artesanos con una cifra de 308 mujeres. “Es un dato considerable y de las cuales el 90 por ciento, estamos hablando de 209, formaron parte o eran originarias de la región de Andalucía”.

Los archivos registran que de 1520 a 1539 hubo 13 mil 262 migrantes (tanto hombres como mujeres), de los cuales, el 6.3 por ciento correspondía a mujeres, es decir, 845.

“Si siguiéramos con la cronología, podríamos encontrar que a partir de 1540 hasta 1559 tenemos un total de mil 480 mujeres, la mayoría de ellas, al igual que la población masculina, estaban asentadas en la región de Andalucía”, indicó.

La razón para salir de su país y en específico, de llegar a la Nueva España, era obtener fama y fortuna. No obstante, para migrar legalmente necesitaban una autorización de la Casa de Contratación de Indias y demostrar ser limpias de sangre.

“Esto es, que pudieran demostrar por el lado paterno y materno, y hasta cuatro generaciones hacia atrás que habían sido limpios de sangre y que ninguno de sus antepasados había sido procesado por moro, judaizante, hereje, etc. Ésas eran las credenciales que se solicitaban”, precisó.

Una vez obtenida la autorización, los hombres y mujeres debían conseguir un agente naviero en la ciudad de Sevilla y tener previsiones de alimentos, requisitos muy costosos.

“Una de las primeras tarifas localizadas es de 1536 en donde el precio (de viaje) oscilaba entre los seis y nueve ducados, más los alimentos que se tenían que comprar. Pero ese mismo trayecto, años más tarde, en 1582, ascendía hasta 18 y 22 ducados, más el matalotaje que era personal para cada familia”, dijo Encontra.

MUJERES TRABAJANDO. Una de las historias que narró la experta en mujeres que llegaron a la Nueva España en el siglo XVI fue la de María de Estrada, una de las pocas que menciona Bernal Díaz del Castillo.

“Bernal dice que esta señora en los momentos más difíciles del proceso de la Conquista lo que va a hacer es levantar a los hombres diciéndoles que no tienen pantalones para que ataquen y ella tomó una rodela. En recompensa, Hernán Cortés le regaló una encomienda en Tetela del Volcán en Puebla”, mencionó.

A la pregunta ¿a qué se dedicaban las mujeres en esa época?, la investigadora indicó que hay información de 1524 de mujeres establecidas en la capital alquilando huertas en la calzada de Tacuba.

“Esa calzada era una de las principales y que normalmente siempre se las tenían que asignar a los peninsulares, porque era la forma en que podían ellos escapar. Todavía estaba muy cerca el recuerdo de la famosa batalla de la Noche Triste”, dijo.

También había mujeres que compraban y vendían esclavos, además de mujeres impresoras.

“Acuérdense de Juan Pablos, si nosotros rastreamos el contrato que se firmó en la ciudad de Sevilla, aparece en el contrato que su mujer va a estar colaborando en la imprenta junto con otros esclavos. No nos dice puntualmente a qué actividades se dedicaría la mujer, pero cuando él fallece, ella continuó el negocio familiar a través de uno de sus yernos”, detalló.

Las mujeres que no tenían un alto nivel económico ni social se dedicaron al pequeño comercio: mesones, tabernas y carnicerías, agregó María José Encontra.

“También tenemos mujeres de vida alegre que llegaron de manera ilegal, pero pueden imaginarse cómo consiguieron el traslado a estas tierras, la mayoría de las veces era sobornando a algún miembro de la tripulación, haciéndose pasar por alguien o falsificando documentos”, precisó.