Opinión

La obsesión de la NFL por una temporada surrealista

La obsesión de la NFL por una temporada surrealista

La obsesión de la NFL por una temporada surrealista

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Me pregunto, ¿lo que sucedió en la semana 12 de la NFL fue de risa, de terror o de necedad? Con los contagios desatados a su máximo nivel entre los equipos de la Liga, quizá la situación más delirante fue la que vivieron los Broncos de Denver cuando supieron que no tendrían ningún quarterback disponible para hacer frente a su compromiso de la jornada.

Es verdad que había sucedido que uno u otro equipo no contaran con alguno de sus jugadores principales, pero que una escuadra se quedara sin mariscal de campo para jugar sí que era alarmante.

Los Broncos, que aún tienen alguna posibilidad matemática para meterse a playoffs en esta temporada que cada vez se parece más a un cuento de ironía, no dudaron en solicitar dos cosas a la misma a NFL y su poderoso comisionado Roger Goodell.

En una misiva formal el equipo pidió se le autorizara dar de alta como mariscal de campo a Rob Calabrese, su entrenador de control de calidad a la ofensiva y quien jugó en la posición en la Universidad de Wake Forest. El argumento de los Broncos era que el chico posee el total conocimiento del sistema ofensivo. Sin embargo, la NFL rechazó la petición al señalar, con cierta razón, que de aceptarlo sólo provocaría que en un futuro los staff de coacheo se volverían áreas de almacenamiento de posibles jugadores.

Ante la negativa, los Broncos solicitaron entonces posponer el encuentro ante los Santos de Nueva Orleans, pues de jugarse tendrán que poner como mariscal de campo a Kendall Hinton, un receptor del equipo de prácticas que ni siquiera fue seleccionado en el draft. Sin decirlo, el equipo de Denver daba a entender que de presentarse al juego de esa manera era como entregar por anticipado el encuentro y sumar una derrota más que cantada.

Cuando la lógica indicaba que la petición era más que aceptable, Goodell fue tajante y dijo que no. El juego debería llevarse a cabo a como diera lugar, aun cuando significara jugar sin mariscal de campo. El resultado fue el esperado: un partido de trámite donde todos, absolutamente todos, sabían que los Broncos no tendrían ninguna oportunidad ante los Santos. De hecho, como trascendió, en Las Vegas borraron dicho juego de la línea de apuestas, pues era más que obvio el resultado.

¿HACIA DÓNDE VA LA TEMPORADA? Cuando vemos casos como el anterior, nos preguntamos por enésima vez, ¿a dónde va esta temporada en la que ya se han cancelado y reprogramado tres juegos y dicho sea de paso seguramente habrá más que lo requerirán?

Y es que la situación ha escalado a tal grado que hoy por hoy ya hay un equipo que no tiene sede para jugar. Si, leyó usted bien, un equipo, los 49ers de San Francisco, no pueden hacer uso de sus instalaciones ni de su Estadio ya que las autoridades del Condado de Santa Clara, California, han prohibido de hoy y hasta el 21 de diciembre cualquier tipo congregación de personas y prácticas deportivas debido a la alta tasa de contagios. Tras varias opciones, se dio a conocer que los 49ers jugarán provisionalmente en el estadio de los Cardenales de Arizona sus próximos dos juegos como local.

La cuestión es ¿cuántos equipos más se verán en esa circunstancia debido a la propagación del virus que parece no tener freno mientras no exista la vacuna?

Lo cierto es que la lógica parece no jugar el mismo juego para la nación estadunidense y menos para la NFL cuando, mientras en algunas partes de California están en alerta máxima sanitaria, existen estados donde la pandemia no es tomada en serio como en Texas, Florida, Missouri, Tennessee y Ohio, donde es permitido el acceso de aficionados a los estadios. Basta ver la cantidad de gente que ingresa a los encuentros de los Vaqueros, Delfines, Bucaneros, Jaguares, Jefes, Titanes, Browns o Bengalíes.

Si existe una duda sólo hay que mirar las tomas panorámicas del AT&T Stadium de Dallas, donde la cantidad de público es similar a la que asiste a un juego de pretemporada. Curiosamente son estados republicanos, donde la pandemia ha sido subestimada. Del lado contrario de la moneda figuran California y Nueva York, entidades demócratas, donde está estrictamente prohibido el paso de aficionados a los estadios. Carneros, 49ers, Gigantes y Jets no reciben ni recibirán fanáticos en este año.

EL VIRUS NO FRENA, LA NFL TAMPOCO. Semana tras semana nos damos cuenta de que los contagios continúan y lejos de ver que se trata de casos aislados y situaciones manejables, las listas de jugadores contagiados son cada vez mayores lo que, se acepte o no, merma considerablemente a los equipos y por ende no permite asegurar que se trata de una campaña que se juega en igualdad de circunstancias y oportunidades.

Algunos aficionados en Estados Unidos argumentan que si el virus pega más a un equipo que a otro, es cuestión de cuidado de cada franquicia, y que si han fallado algunas de las organizaciones se debe a la irresponsabilidad de los jugadores que no se han sabido cuidar y que es el resultado de sus acciones. Nada más alejado de la realidad.

Y es que no se puede culpar a un jugador que, para empezar es primeramente un individuo antes que un jugador. Son personas que, como todos, después de ir a trabajar (entrenar con su equipo diariamente) regresan a su hogar y por fuerza deben convivir con sus familiares que a su vez por una u otra razón han estado con otras personas en oficinas, supermercados o algún sitio, porque debe quedar claro que nadie permanece en su casa las 24 horas del día los siete días de la semana sin salir e interactuar con alguien, por favor, eso es ridículo y falto de verdad.

Y si nos referimos a los jugadores, a quienes en no pocas ocasiones han sugerido que meterlos a una burbuja o ambiente aislado sería lo ideal para llevar a cabo la temporada sin contagios, significaría hacerlos meros gladiadores de la época dorada de Roma; no olvidemos que a los gladiadores los mantenían encerrados en celdas y sólo eran liberados para salir a la arena del Coliseo para batirse en un duelo a muerte. Si, suena exagerado, pero pareciera que la NFL en eso quiere convertir a los atletas.

Quizá el mejor ejemplo de esa obsesión por continuar con la temporada pese al alcance que ha tomado el virus sea el juego entre Baltimore y Pittsburgh que ya ha sido reprogramado hasta tres veces: Originalmente sería el jueves anterior, después se pasó al domingo, posteriormente para hoy martes, y finalmente ha sido cambiado nuevamente para mañana miércoles, con todo y a pesar de que los Cuervos ya han reportado a 20 jugadores en su lista de contagios o posibles contagios; es decir, jugadores que no podrán ver acción ante los Acereros en caso de llevarse a cabo el duelo.

De hecho, hay que señalar que ya se ha alzado la voz al decir que no es posible llevar a cabo dicho partido ya que Baltimore enfrenta problemas para montar un equipo competitivo, ya que no contará con ocho titulares de la ofensiva. La NFL ha sido tajante en que el juego se debe llevar a cabo sin considerar que dicha situación es en detrimento del espectáculo y en contra de la paridad de fuerzas que siempre ha caracterizado a la Liga.

OBSESIÓN, INTERROGANTES Y SILENCIOS. Con lo anterior queda más que claro que la NFL no dará marcha atrás y a como dé lugar llevará su temporada hasta el final, hasta la disputa de lo que podría ser un muy desangelado Super Bowl donde no llegarán los mejores equipos de cada Conferencia, sino los que menos contagios tuvieron o, valga decirlo, enfrentaron a conjuntos diezmados, y eso no es competir.

Sabemos que la NFL es un gran negocio a nivel mundial, incluso se ha dicho que es la liga más rica y poderosa del mundo por encima de la misma FIFA. Desde esa perspectiva es lógico que la organización cuide sus intereses, ¿pero a qué costo?

Casos fuera de lo normal ya se han presentado y poco se ha hondado en ellos, quizá por no convenir como la miocarditis diagnosticada a Tommy Sweeney, ala cerrado de los Bills de Buffalo, de quien sólo se supo que tuvo contacto con un enfermo de Covid y nada más. Como se ha dicho, la miocarditis es un padecimiento que al parecer es una secuela que deja el virus.

Igual de extraño fue el caso y muerte de Markus Paul, entrenador asistente de los Vaqueros de Dallas, quien, como fue descrito en el comunicado del equipo, fue llevado al hospital tras una emergencia médica, emergencia que provocó el cierre de las instalaciones. Paul falleció al día siguiente y la causa jamás fue dada a conocer. La pregunta es: ¿qué pudo ser esa emergencia médica para que se tomará la decisión de cerrar las instalaciones del equipo? Nadie lo sabe.

Hasta ahora la NFL ha instaurado rigurosos protocolos de seguridad sanitaria, pero sabemos que ante una situación realmente incierta como se vive en el mundo, nadie sabe exactamente cómo enfrentar el virus.

Los jugadores deben presentarse a jugar, pues de una u otra manera es su trabajo y la presión debe ser enorme, no en vano ganan millones de dólares, pero de existir el peligro latente de las secuelas tras padecer la enfermedad, ¿qué pasará cuando esta alcance a varios jugadores estrella y emblemas de la Liga? Es un escenario que ya se vive ahorita mismo con el caso de Lamar Jackson de Baltimore, el MVP del año anterior. Se quiera o no, es una inversión de capital para un equipo, y como lo hemos comentado aquí en otras ocasiones, ¿qué pensaría Clark Hunt, dueño de los Jefes de Kansas City, si es que Patrick Mahomes, el jugador más icónico del momento en la NFL y en donde tiene invertido no sólo 450 millones de dólares, sino 10 años de su equipo, resultará contagiado?

ALZANDO LA VOZ. Las inconformidades de parte de los jugadores existen y sólo unos pocos las dan a conocer, pues hay de voces a voces. Aaron Rodgers, mariscal de Green Bay, fue muy claro y crítico al señalar que era ilógico el protocolo de la Liga al no permitir la convivencia entre los propios elementos del equipo privándolos del ambiente de camaradería tan vital en un equipo, pero si permitía el total contacto en los juegos como si ahí no pasará nada. Suena lógico, ¿verdad?

Por eso, quizá una de las declaraciones más incómodas para la Liga fue la hecha por Odell Beckam Jr, al Wall Street Journal, antes de arrancar la temporada: "Obviamente con todo lo que está sucediendo, no tiene sentido por qué estamos tratando de hacer esto. Puedo entender que el basquetbol ya estaba en los playoffs. El basquetbol es de cinco contra cinco en una arena que será más intenso que los juegos de la temporada regular. Es diferente a jugar un deporte de contacto de 11 contra 11 donde hay 80 personas en un vestidor. No estamos listos para la temporada de futbol americano.

"Entonces, ¿por qué estamos tratando de avanzar? Obviamente es por su dinero. Y eso me molesta porque siempre ha sido así. Odio decirlo, pero es injusta la actitud de los dueños. Siento que la temporada no debería pasar y estoy preparado para que no pase y no me importaría no tenerla".

Con todo y lo que se sumará, la temporada continuará contra viento y marea, una temporada en la que es válido cuestionar si es de verdad.