Opinión

La pandemia de Covid-19 no ha terminado

La pandemia de Covid-19 no ha terminado

La pandemia de Covid-19 no ha terminado

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Israel y Gaza se enfrentan y los gobernantes de Hamas lanzan cohetes, mientras los israelíes los bombardeaban el miércoles por la mañana. No hemos aprendido nada con la pandemia. El ser humano continúa siendo arrogante y violento. En México el presidente López Obrador y su partido MoReNa insisten en buscar cola que le pisen a los candidatos a gobernador de Nuevo León, Samuel García de Movimiento Ciudadano y Adrián de la Garza, de la coalición PRI-PRD, para que no le hagan sombra a su candidata, Clara Luz Flores. El “incidente” de la Línea 12 del Metro ni se nombra, el Primer Mandatario prefiere comer una tlayuda en Oaxaca e incidir “democráticamente” en las elecciones. Muchos más asuntos nos llaman la atención, no solo concernientes a México sino a otros países, pero el tema que hoy me interesa es ¿qué ocurre con la pandemia? ¿Ya la libramos los mexicanos, con la hábil gobernanza de Morena, la curva de contagios? ¿El virus se aplacó y se mudó a la India? ¿La virgen de Guadalupe nos cubre con su sagrado manto y sólo mueren unos pocos al día?

Soy sincera, no confío en la información que a diario nos llega de la Secretaría de Salud y que nos comunica el doctor López Gatell. Todos sabemos que las cifras de muerte por Covid-19 proporcionadas por los medios oficiales no son exactas, que de 219 mil y pico falta otro conteo que llega a las 600 mil muertos por coronavirus.

No soy médico, pero leo artículos de diversas publicaciones, sobre todo internacionales, con respecto a la trayectoria del coronavirus. La amenaza continúa. Por eso los Estados Unidos se han abocado a vacunar a los adolescentes y en México se considera seriamente lo mismo. Los niños y jóvenes se enferman también, padecen los embates del virus y sufren sus estragos. De ahí que el regreso a clases, donde la mayoría de las escuelas han sido vandalizadas, en especial las públicas, y se han robado pizarrones y computadoras, todavía resultan incapaces de recibir a los estudiantes. Habrá que reponer, arreglar y acondicionar para evitar los contagios, no sólo en las instalaciones de educación pública sino en todos los colegios privados. Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la ciudad de México, sin embargo, ha anunciado que para junio regresaran a las aulas los niños de Ciudad de México. ¿En serio se está preparado para ello? La austeridad republicana que no paga por la redacción de los nuevos libros de texto ni por sus ilustraciones ¿podrá adecuar espacios que protejan contra los contagios o es que el semáforo en “amarillo” nos libera, por decreto, del peligro del virus? En la India se pensó que se había evitado la propagación del SARS COV-2 y desgraciadamente no ocurrió así. No entiendo por qué ese enorme país, casi un continente, no vacunó a sus habitantes, cuando los indios producen vacunas para el mundo. Hoy, el índice de transmisiones y muertes por este coronavirus insidioso y maléfico es altísimo. Brahma y Alá no parecer auxiliar a sus creyentes.

A mí me asusta que algo parecido pudiese suceder en México, que, de repente, una cepa brumosa y malvada nos caiga encima como maldición.

La disminuida presencia del doctor Francisco Moreno Sánchez me preocupa. Él es un indicador del comportamiento de la Covid-19. Por fortuna, veo que sigue en Twitter y advierte sobre los modos y formas del virus, aunque lo hayan separado de su cátedra de epidemiología o infecctología en el hospital ABC. No está tan presente como antes, pero él sigue enterando e instruyendo. Sus artículos en Reforma, diario tan malquerido por la Cuatroté, resultan esenciales para seguir los pasos de la Covid-19. En relación a la pandemia, apunta lo siguiente en su artículo de esta semana:

La vacunación va muy lenta, es difícil creer que esta será la protección que nos llevará a evitar un nuevo brote. Aprendamos lo que ha sucedido en otras partes del mundo, apaguemos el fuego antes de que se disperse, haciendo pruebas a los contactos de los enfermos, tenemos ahora la herramienta de la detección del virus por antígeno, una forma sencilla, rápida y barata de lograr identificar a los que podrían esparcir el incendio.

Es decir, que esto no acaba hasta que se termine. No hagamos cuentas felices todavía. Se desconoce el tiempo de inmunidad de la vacuna, qué conducta adoptarán las nuevas cepas (la británica, la sudafricana, la brasileña, la india, la californiana y parece que existe una mexicana de la que no se ha hablado lo suficiente).

La pandemia de 1918 nos advierte que no podemos celebrar aun el final. Hay espacios de intermitencia, donde el peligro parece haberse degradado para luego resurgir con furia, porque una variante más letal se entroniza.

¿No le habrá dicho esto el doctor López Gatell al licenciado López Obrador? Es de primera necesidad que el presidente se dedique a evitar a toda costa una nueva ola de contagios, lo cual sí ha ocurrido en la India de Narendra Modi, a quien, por cierto, le ha ido mal en las últimas elecciones de su partido nacionalista hindú.

Por eso, señor presidente, usted inhale y exhale varias veces en un cómodo rincón del palacio que habita. Si MoReNa pierde en Nuevo León, no importa tanto como que, de repente, el Sars-Cov 2 arremeta nuevamente contra el pueblo mexicano y nos lleve el tren, o el Metro, a diestra y siniestra.