Opinión

La Pigmentocracia

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La Pigmentocracia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La semana pasada, en el programa de debate Punto y Contrapunto, transmitido por Foro TV y conducido por Genaro Lozano, se discutió el tema “La Fórmula 1” que se realizará en la Ciudad de México este año.

Conviene presentar una breve explicación del tópico: El gobierno federal firmó, en 2014, un contrato con la Federación Internacional del Automóvil (FIA) para llevar a cabo en nuestra ciudad capital cinco carreras —una por año— de esa competencia internacional. De hecho, el autódromo Hermanos Rodríguez, ya había sido escenario de carreras de autos de F1 (1962, 1963, 1970, 1986 y 1992). Luego de 23 años la F1 regresó a México. El espectáculo se llevó a cabo el 1 de noviembre de 2015. La FIA consideró que fue el mejor evento del año.

Económicamente fue un éxito: la derrama de las tres primeras ediciones fue de 23 mil millones de pesos. Tal cantidad es casi ocho veces superior al monto de 3 mil 588 millones de pesos que se pagaron por la realización de las cinco carreras incluidas en el contrato.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya no se quiso renovar el convenio con la FIA; o sea, en 2020 ya no se llevará a efecto en México este deporte de alta velocidad. No con dinero público; la iniciativa privada deberá tomar su lugar.

A pesar de la reticencia tanto del gobierno federal como de la administración de la CDMX, se logró que la competencia de este año se llevara a cabo.

Éste es el telón de fondo de la polémica en el mencionado programa de Foro TV. Una de las panelistas, Estefanía Veloz, dijo sobre la Fórmula 1 en la CDMX: “Los boletos cuestan 10 mil pesos. Es una actividad fifí por los boletos que cuestan hasta 30 mil pesos. Más allá de que sea un tema clasista, es un tema de la pigmentocracia. Entras al lugar y todo mundo es güerito, de ojo verde…La Fórmula 1 es un evento para que se congregue la clase alta que puede costearse eso, y la ciudad servía para facilitar el camino (sic) y que pudiera llegar en sus carros de lujo…Yo lo veo como un triunfo para Claudia [Sheinbaum] porque dijo ‘quieren que se haga…háganlo con su dinero’ y eso fue lo que pasó.

Y salieron las personas fifí a decir “¿cómo van a cancelar un evento tan grande?”. Las redes sociales se activaron vertiginosamente por los dichos de Estefanía. (Vale la pena aclarar que el término “pigmentocracia” fue acuñado por el fisiólogo chileno Alejandro Lipschütz para explicar la estratificación durante la colonización española en América.)

En su intervención, esta joven hizo un revoltijo: deporte, posición social e identidad racial; es decir, la Fórmula 1 es para gente rica de raza blanca. En su opinión, es conveniente que ese evento se vaya del país o, alternativamente, sea financiado por la gente acaudalada. Estefanía proclama el canon neoliberal: el mejor gobierno es el que gasta menos.

La argumentación no se sostiene en pie: allí están los números, la Fórmula 1 ha sido una magnífica inversión pública. Ha mostrado ser una actividad de primer orden para impulsar a México como atractivo turístico. Vale la pena tomar en consideración que esa competencia deportiva no sólo se ha realizado en países ricos. También naciones en vías de desarrollo o de desarrollo medio la han organizado: Brasil, Hungría, Argentina, Turquía, Marruecos, Malasia, Azerbaiyán y Portugal. Igualmente se ha llevado a cabo en países pequeños, pero con visión global, como Singapur y Baréin.

Atacar a la Fórmula 1 por el tipo de personas que asisten a ese evento me parece un recurso tramposo; pero va en consonancia con la línea conflictivista que ha marcado López Obrador; vale decir, lanzarse contra los fifís (término utilizado por Estefanía), como una especie de revanchismo contra un grupo social al que se odia. Esto es, ya no se habla de clases sociales, sino de razas.

El populismo necesita inventar enemigos. Ahora, Estefanía ha abonado a esa causa poniendo en circulación el término “pigmentocracia”, también conocido como “colorismo”. Quiere activar el conflicto entre los mexicanos según el tono de la piel. Por eso estoy de acuerdo con Fernando Belaunzarán: “Es irresponsable que desde el poder se remuevan resentimientos sociales en la lucha política; está visto que la cuestión racial es materia inflamable que puede salirse de control si se le azuza con fines facciosos.” (“Pigmentocracia y racismo inverso”, Excelsior, 13/VIII/2019). Esa es una artimaña propagandística de la ultraderecha. Donald Trump, Marine Le Pen, entre otros, la usan.

Para rebatir los argumentos mezquinos y polarizantes de AMLO y Estefanía Veloz no tenemos más que voltear a ver la generosidad y unidad del equipo mexicano que fue a los Juegos Panamericanos de Lima.

Nuestros deportistas (de todas las extracciones sociales y colores de piel) se llevaron medallas en deportes tan diferentes como equitación, esgrima, natación, remo, fútbol, squash, ciclismo, boxeo (que tienen públicos de distinto tipo). Estoy seguro que a ellos jamás les pasó por la mente el disparate de la “pigmentocracia” o alguna cosa parecida. Pensaron en México.

Twitter: @jfsantillan

Mail: jfsantillan@tec.mx