Respondiendo a la necesidad personal por revisar la pintura académica de paisaje, desde hace cerca de dos décadas Spanó ha excursionado junto a otros pintores hacia las faldas del Popocatépetl e Iztaccíhuatl para pintar In situ. A partir del 2017, Spanó detectó el surgimiento de minas de piedra destinadas al extinto Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, NAICM, (ver YouTube Insana Distancia 25Mar2021); intervención humana que devastó el bello paisaje de Texcoco, destrucción que Spanó tradujo al cubrir parcialmente sus paisajes al arrojarles grandes natas de óleo y empastes sobrantes, mezclados estos con una espátula, un pedazo de pincel y un clavo.

El conflicto entre naturaleza y NAICM, se convierte en Spanó en metáfora pictórica de la lucha entre realidad y arte, entre el conflicto de la dudosa credibilidad de las imágenes y el artista sumergido en su arte; dilema entre realidad y representación que siempre ha aquejado a todo artista, y donde pintores como Georg Baselitz han invertido sus pinturas “volteando de cabeza” a sus personajes para negar los temas y subrayar la importancia de arte, pintura y estética. Frank Auerbach, Leon Kossoff (1926-2019) o Eugène Leroy (1910-2000) han cubierto sus lienzos de densas capas de óleo situando en crisis a sus temas a favor de la plasticidad de la pintura.

En la pintura de Spanó ha habido una lucha entre abstracción y figuración, entre pintura pura y representación; esto lo ha sensibilizado ante la saturación de imágenes de la actual Era de la Información (ver Facebook Acapulco 62, 31Mar2021); y donde Spanó a partir de replantear la tensión entre pintura, imagen y realidad, reformula inconscientemente la pertinencia del arte contemporáneo ante el cambio de paradigmas sociales, políticos y artísticos que ya anuncia la era del pos-COVID-19.

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