Cultura

La poética de Dolores Castro

El poeta tiene un oficio, tiene un poco de teoría y otro poco de práctica, pero el oficio empieza en el oficio de vivir. No tiene caso la pura palabrería. Yo creo en el Evangelio cuando Cristo dice que de la abundancia (o de la carencia) del corazón habla la boca.

El poeta tiene un oficio, tiene un poco de teoría y otro poco de práctica, pero el oficio empieza en el oficio de vivir. No tiene caso la pura palabrería. Yo creo en el Evangelio cuando Cristo dice que de la abundancia (o de la carencia) del corazón habla la boca.

La poética de Dolores Castro

La poética de Dolores Castro

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La obra poética de Dolores Castro (1923) es un claro testimonio de los rasgos más puros de la poesía lírica universal: brevedad, sencillez, intensidad y recreación del instante, como elemento primordial de la vivencia humana. Su estilo, fruto de la tradición y la vanguardia, le ha permitido renovar la poesía escrita por mujeres en lengua castellana.

A continuación, ofrecemos al lector una entrevista en que la maestra habla de su oficio lírico:

La poesía nos da identidad, sentido de pertenencia a algo más grande que la realidad inmediata en que habitamos. Nos da la capacidad de sentir e imaginar, de concebir el entorno. Refleja lo más hondo de lo humano, sustentado en la palabra.

En cada etapa hay una reflexión sobre las palabras, esto pareciera ser un descubrimiento paralelo al trabajo con los temas literarios. En mi obra hay una reflexión temprana sobre el lenguaje, pero ésta no se desvincula de un contexto más amplio. Yo creo que la vida y la experiencia que uno adquiere en ella se reflejan en la manera de escribir, de expresarse. La experiencia vital está ligada a las palabras. Las palabras son como música de tinieblas. Las grandes emociones de asombro, de estupor, de grandeza parecen no ser suficientes si no son comunicadas.

En mi forma de escribir tiene más peso la expresividad que la versificación. Yo tuve una formación en la tradición clásica española, pero siempre me gustó la poesía popular, incluso hice una investigación sobre el tema en la literatura mexicana. No creo que me haya influido lo popular en cuanto a la poética se refiere, sino en los temas, por ejemplo, la mirada sobre los paisajes y la naturaleza.

Yo siempre tuve necesidad de expresar lo mío. Me parecía que estaba bien escribir sonetos, pero en ellos no podía transmitir mi verdad.... durante mis tiempos en la Facultad de Filosofía y Letras leí mucho entre tradición y vanguardia y creo que de ambas confluencias surgió mi estilo.

Desde niña creo que me influyó el habla de los mayores: de mi padre, de mi madre, mis abuelos; el habla de la ciudad de Zacatecas y el habla próxima del campo al que concurrí muchas veces. El campo de Zacatecas es cruel, es en su mayoría un páramo y la gente que lo habita es sencilla y parca. No habla de más. Jerez es otra cosa. En su mayoría estuvo poblada por gente de ascendencia española, son expresivos y, a veces, grandilocuentes. A este espacio perteneció Ramón López Velarde y, de algún modo, su habla está influida por el entorno en que vivió. Acaso por ello, y sin demérito de su obra, su adjetivación y sus imágenes son abundantes. Yo he preferido ser fiel a una máxima que mi papá repetía: “Habla poco, afirma tus razones, di verdades y así dirás menos necedades.”

Más tarde nos interesamos mis compañeros y yo —del grupo de los Ocho (Poetas Mexicanos)— por el habla y su transmutación en la poesía. Claro que este intento no era nuevo, ya venía desde el modernismo. A mí, en lo particular, me impresionó mucho la lectura de la poesía del padre Placencia que trataba de incorporar el habla del mexicano. No sé si tenga influencia de él, pero he tratado de hacer una poesía de comunicación sin que ésta pierda su especificidad; la de provocar una emoción, una experiencia estética. Me interesa una poesía clara sin ser evidente.

Desde niña tuve pasión por lo pequeño, me entretenía viendo las asentaderas de las moscas. Veía lo pequeño porque a mí misma me consideraban sin importancia y yo me ensimismaba. Viví un aislamiento aún dentro de la familia. En la escuela conviví con gente de un nivel social más alto que el mío, era un instituto francés, todas mis compañeras me miraban como insignificante y por eso me aislé y empecé a fijarme en las cosas mínimas, porque éstas también guardan secretos que es necesario desvelar y conocer.

El poeta tiene un oficio, tiene un poco de teoría y otro poco de práctica, pero el oficio empieza en el oficio de vivir. No tiene caso la pura palabrería. Yo creo en el Evangelio cuando Cristo dice que de la abundancia (o de la carencia) del corazón habla la boca. La escritura es —así lo creo— un acto de amor, de él parte el interés hacia los objetos. El amor nos hace gritar o decir algo que se relacione con el canto. Si hay una gracia instantánea de la musa —como dijera Valéry— el problema estaría en cómo se le convoca. Considero que es la contemplación una de las bases, quizá, a veces, no produzca nada, pero a lo largo del tiempo, algo se intensifica y sobreviene la lucidez, la captación del instante.

No hay que esperar el poema como lo esperaban los poetas románticos, hay que estar dispuesto a escribir, aunque sea frente al cambio de luz de los semáforos. En este sentido, la inspiración es buena, pero no suficiente, la madre de ésta es la vida... y también la lectura. Hay piezas en un poema que se alargan como las vetas de metal en las minas, para lograrlas hay que excavar, pulir los materiales, también se debe reconocer que las vetas se acaban y que el silencio, sin vaga palabrería, es una forma de crear.

En la actualidad hay un gran interés por escribir poesía, pero no corresponde a un interés mayor por la lectura. En este sentido, el oficio puede ser perjudicial. Se elige, por ejemplo, el verso libre porque compromete menos, pero de igual manera entraña dificultades. En muchos casos no hay rigor y se toma a la escritura como terapia, pero ésta no es el fin de la poesía. La poesía no es evasión, más bien nos obliga a mantener los ojos abiertos como los tecolotes en lo oscuro.

* Poeta y académico

benjamin_barajass@yahoo.com