Siempre ha sido un circo. No hay ninguna señal de que dejará de serlo. Como en cualquier circo, en la política también hay contorsionistas, escapistas, trapecistas, tragafuegos, domadores de fieras y, claro, todo tipo de payasos que hacen trucos que a ellos les parecen divertidos, como en el caso de los payasos de rodeo cuya función es distraer la embestida de toros bravos. Hay circos pequeños y otros enormes, de tres pistas, de alcance nacional, en lo que todos los días hay show garantizado.

A mitad del camino

Lo mejor del Tercer Informe de Gobierno es que fue el marco del lanzamiento del nuevo libro del presidente López Obrador en el que se da vuelo descobijando a personajes que en un momento dado le confiaron sus cuitas, sin pensar en que el presidente las iba a exponer Urbi et orbi a los pocos meses para vender más ejemplares.

Si el general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional, hubiera querido, por ejemplo, revelar sus íntimos sentimientos al momento de su captura en Estados Unidos hubiera podido dar una conferencia de prensa o hacer él mismo su propio libro, pero no. Lo que hizo fue mandarle una carta personal al presidente y en ninguna parte autoriza que sea parte del libro. Lo mismo con la queja del ex presidente Peña Nieto sobre los empresarios que le pagaron mal.

El Informe también fue ocasión para hacer cambios en el gabinete. Se fueron Olga Sánchez y Julio Scherer que traían pleito casado desde hace meses. En su lugar llegó Adán Augusto López, exgobernador de Tabasco, que tiene ya las dos funciones, la de titular de Gobernación y la de jefe de la nueva Coordinadora Jurídica de Presidencia.

No hay forma de que la Secretaría de Gobernación recupere el poder que alguna vez tuvo. Eso es imposible sin el Cisen, sin fuerza policiaca a sus órdenes y sin el control del presupuesto para medios. Lo que sí puede la dependencia es llevar el pulso de la política interior si todos los actores políticos saben que la palabra del secretario es la del presidente, no como ocurría antes cuando los actores políticos le corrían cortesías a Olga, pero buscaban otros medios para llegar al presidente. Uno de esos caminos era el de Julio Scherer que era mucho más que un asesor jurídico, era un secretario de Gobernación alterno, de ahí sus pleitos memorables con Olga.

Cara a cara Lía y Claudia

Después de los escudazos viene la calma. Finalmente comenzaron las pláticas cara a cara entre Claudia Sheinbaum y los alcaldes electos. El diálogo permanente es el antídoto para los malos entendidos. Claudia es la jefa de Gobierno pero los alcaldes están donde están porque así lo quisieron los ciudadanos en las urnas. Su mandato no es una concesión, emana de las urnas y merecen un trato mucho más comedido. Claudia y los alcaldes tienen que trabajar de la mano les guste o no, se caigan bien o mal. Si en lugar de cooperación hay animadversión los ciudadanos se lo cobrarán en las urnas. Es extraño que no se hayan dado cuenta de eso. El frente de la política donde se vale gruñir y mostrar los colmillos es del Congreso local y de los partidos, pero en la administración pública el único camino es la cooperación.