Una semana de rebelión popular en Argelia —país que logró librarse hace una década de la Primavera Árabe— dio paso ayer a una explosión de alegría callejera tras la decisión del presidente Abdelaziz Buteflika, de 82 años y gravemente enfermo, de no presentarse a un quinto mandato consecutivo.

En un mensaje a la nación, el primero que ofrece en más de cinco años, luego de vivir recluido tras sufrir un ictus paralizante, Buteflika anunció asimismo que aplaza sin fecha la celebración de las elecciones, previstas para el 18 de abril, y disuelve su gobierno, para dar paso a un gabinete de transición de unidad nacional, que decida la nueva fecha.

“Argelia atraviesa una etapa sensible de su historia. El 8 de marzo, por tercer viernes consecutivo, hubo importantes marchas populares en todo el país”, señaló el mandatario, en alusión a una marcha que se intensificó con las reivindicaciones feministas del Día Internacional de la Mujer, y en las que se gritaron, por primera vez, consignas contra el “corrupto régimen militar”, que controla Argelia desde la independencia de Francia en 1962.

“Victoria del pueblo”. Farid, uno de los millones de argelinos que salieron la semana pasada a protestar resumió lo ocurrido “en dos frases: la victoria del pueblo y de la sabiduría”.

“Es una sabia solución y se lo agradezco a la gente que está en el poder pero también al pueblo que mostró una buena imagen en las manifestaciones y se mostró fuerte”, agregó en referencia a un 11 de marzo que ya forma parte de la historia de Argelia.