Opinión

La realidad rebasó a la ficción en la NFL

La realidad rebasó a la ficción en la NFL

La realidad rebasó a la ficción en la NFL

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Estamos a sólo 37 días de que se dé el kickoff de la Temporada 2020 de la NFL, según el calendario de la Liga, pero siendo sinceros, ¿alguien en su sano juicio cree que se cumpla tal promesa que la NFL jura y perjura sucederá? Sinceramente no creo que muchos.

Al pensar en ello me viene a la mente el pasaje de un libro llamado Luces de Otros Tiempos, de Arthur C. Clark, que se los recomiendo ampliamente, y en el cual describe que en algún momento en el futuro se extinguen los deportes profesionales, por lo que los estadios pasan a ser meros monumentos de glorias pasadas o peor aún inmuebles alquilados por esas sectas religiosas que tratan de vender fe a un alto precio.

Lo cierto es que ante la inobjetable situación de incertidumbre que se vive a causa del letal virus que mantiene en jaque al planeta, la realidad ha rebasado a la ficción en la NFL al estar con el tiempo encima para iniciar de lleno actividades.

ESPERANZAS Y REALIDADES. Hace unos meses todos suponíamos que llegado agosto la pandemia estaría controlada y para septiembre las cosas serían de cierta manera normales, sin embargo los hechos sepultan las ilusiones de aficionados, jugadores, dueños y a todo el mundo que rodea a esta mina de oro y emociones cada fin de año.

Comencemos por la desbandada a la que cada vez más jugadores se van sumando para no participar en la temporada por las más diversas y respetables razones que van desde su salud hasta la de sus seres queridos.

Nadie puede cuestionar eso, muchos de éstos saben que no percibirán su sueldo íntegro durante el año, pues sólo recibirán una pequeña cantidad por parte de la Liga. Y la verdad, dejar de cobrar unos millones anuales por apenas 150 mil dólares o a los más 300 mil dólares, es para darse cuenta del temor que existe en los jugadores de arriesgarse al contagio.

Entre los muchos que han declinado jugar en 2020 destacan el linebacker Dont'a Hightower y el safety Patrick Chung de Nueva Inglaterra (equipo que suma ocho bajas para la campaña), Devin Funchess, receptor de Green Bay, entre otros.

Hace apenas una semana se abrieron las instalaciones para albergar a todos los jugadores de los equipos, tanto novatos como veteranos, y tan sólo en estos siete días ya han comenzado a caer en la llamada lista de Reserva COVID nombres de peso como Matthew Stafford, mariscal de Detroit y Gardner Minshew, quarterback de Jacksonville, ambos titulares en su equipos, y que de acuerdo a los protocolos deberán pasar al menos dos semanas aislados del equipo, y posteriormente dar negativo en dos ocasiones en exámenes para reintegrarse al grupo.

O sea, estamos hablando de que apenas y tendrán tres semanas, en el mejor de los casos, para estar listos para abrir la temporada.

Por favor, eso suena ridículo. ¿De verdad los propietarios y directivos de la Liga (más no los coaches), creen que es tiempo suficiente para que un equipo de un deporte tan meticuloso como es el futbol americano profesional sin jugadores clave pueda estar coordinado en sólo tres semanas?

Por supuesto que no, pero el negocio de la NFL es enorme y los dueños del show, incluidas las televisoras, no dejarán de presionar para llevar a cabo una temporada que a todas luces se antoja de “a mentiritas”.

Y ¿por qué usar este término quizá sarcástico? Pues porque si en la primera semana sin contacto entre jugadores de diversos equipos, y sin enfrentarse físicamente en un campo donde las secreciones corporales son abundantes ya hay contagios, imaginemos qué sucederá cuando se mezclen todos contra todos. Eso podría ser una locura, sin más un efecto dominó.

SIN ARGUMENTOS. Hace unas semanas una cadena de televisión entrevistó a un alto directivo de los Halcones de Atlanta, quien orgulloso presumía que sus protocolos sanitarios mantendrían seguros a los aficionados que asistieran al Mercedes Benz Stadium. El reportero le cuestionó que si ante la situación tan crítica de contagios pensaba que fuera necesario llevar a cabo la temporada, y la respuesta fue inesperada y con un argumento muy débil. El directivo contestó que sí, que era necesario porque representaba un aliciente para la sociedad ávida de distracción en estos momentos.

De los contagios anteriormente citados, existe un detalle que llama la atención: Hace unas semanas la NFL reconoció a las instalaciones de los Leones de Detroit como las de mejor manejo de medidas sanitarias y ya ven, Stafford dio positivo ahí.

No se trata de señalar o culpar a nadie, pero lo cierto es que al momento no existe barrera o medida infalible para detener los contagios, y conforme avance la temporada serán inminentes entre los jugadores y los staff de los equipos, no en vano está la muestra de Doug Pederson, coach de las Águilas, quien también ha dado positivo y no podrá estar en las “prácticas” de su equipo sino hasta que falten ya sólo tres semanas para arrancar la temporada.

Sencillamente no tiene sentido, todo esto suena a “lo haremos porque lo haremos por sobre todas las cosas”.

Quizá será cuestión de tiempo para ver cuántas figuras y pilares de equipos quedarán fuera parte de la temporada por contagiarse y lo que lógicamente impactará a sus conjuntos.

SURREALISTA. Tal es el grado de incertidumbre de la Liga que ya ha establecido que cada equipo tiene derecho a posponer hasta dos juegos si sufren contagios masivos, dichos encuentros se llevarían a cabo en las semanas 17 y 18, es decir, en enero, con lo que los playoffs y el Super Bowl se recorrerían. Es muy triste reconocerlo, pero suena a una necedad, y más cuando será notorio ver como los jugadores quizá no se desempeñen a su 100 por ciento, no por su compromiso, sino porque son humanos, porque no existe una certeza de seguridad sanitaria y en ese sentido, me pregunto, ¿de verdad valdrá ganar un campeonato en estas condiciones?

Ya lo vimos en el béisbol de la Grandes Ligas, desde la primera semana se suspendieron juegos, varios jugadores fueron contagiados y conste que sus plantillas son mucho menores que la cantidad de personal que integra un equipo de futbol americano.

Sin más, seamos sólo testigos de hasta dónde podrá llegar este impulso de optimismo ($$$) de la Liga y la buena fe de muchos expertos que se desviven en análisis sobre la temporada como si nada ocurriera.

Por eso, repito, es triste ver como la realidad de esta absurda nueva normalidad rebasó a la ficción en la NFL.

fernando.argueta1967@gmail.com