Opinión

La renuncia de Germán Martínez al IMSS

La renuncia de Germán Martínez al IMSS

La renuncia de Germán Martínez al IMSS

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La renuncia de Germán Martínez como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha puesto en evidencia que dentro del gobierno de la 4T las cosas no van bien: hay tensiones y luchas entre grupos. Su larga carta de despedida, muestra la distancia entre lo que se dice y lo que se hace. Descobija la farsa y deja al descubierto la realidad de un gobierno al garete.

El blanco polémico de su misiva, aparentemente es la Secretaría de Hacienda: “Quiero decirlo lo más claro que puedo y debo: algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social.

“El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el ‘cargo’ que el ‘encargo’.”

Esta carta lleva jiribilla: Germán la emprende contra Carlos Urzúa, pero en realidad el secretario de Hacienda recibe órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador. Dicho de otro modo: los ahorros, recortes de personas y rediseños institucionales no se registran exclusivamente en el IMSS, sino en toda la administración pública federal. Es la llamada “austeridad republicana” impuesta por AMLO.

¿Acaso estamos en presencia de un populismo neoliberal? Parece un oxímoron (una contradicción en los términos). No obstante, aunque muchos piensan que en América Latina sólo se han dado populismos de izquierda, vale decir, regímenes demagógicos que buscan el apoyo de las masas mediante promesas de mejoramiento económico que, luego, según criterios de conveniencia y oportunidad, ponen en práctica, como fue el caso de la primera época de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, también ha habido populismos de derecha como el de Fernando Collor de Mello en Brasil (1990-1992), Alberto Fujimori en Perú (1990-2000) y Carlos Menem en Argentina (1989-1990), que aplicaron políticas neoliberales. Es más, allí está Donald Trump, un populista neoliberal.

El problema con López Obrador es que tiene una verborrea de izquierda, pero está imponiendo medidas de derecha, como las que denuncia Germán Martínez en su carta de renuncia al IMSS.

Los ahorros y recortes están afectando los servicios básicos que, por mandato de ley, debe prestar el Gobierno de la República. Si es cuestión de dinero ¿entonces por qué el tabasqueño no estableció, desde el principio, una reforma fiscal que obligase a pagar más a quienes tienen más? Ésa fue una de las más ostensibles concesiones que les brindaron los gobiernos neoliberales, es decir, desde Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) hasta Enrique Peña Nieto (2012-2018) a “los que sí saben hacer dinero”. Porque después, según el canon del libre mercado establecido por Milton Friedman, esa riqueza acumulada en pocas manos se filtraría hacia abajo por goteo (trickle down), o sea, hacia las capas inferiores de la sociedad. Cosa que nunca sucedió.

El talante derechista y conservador de AMLO, aparte de esta continuación del modelo neoliberal en su gobierno, también es perceptible en su talante religioso: las conferencias mañaneras no son sesiones informativas, sino verdaderos y propios actos litúrgicos donde pronuncia sermones moralistas, hace referencias bíblicas y muestra su vocación como objetor de conciencias.

Vale la pena añadir que cuando se le preguntó a López Obrador sobre el homenaje que se le rindió en el Palacio de las Bellas Artes (con engaños) al autodenominado apóstol Naasón Joaquín García, líder de la iglesia la Luz del Mundo, se limitó a decir que “había que ser tolerantes”. Una declaración lamentable hecha por un Jefe de Estado que se supone es una entidad laica.

Ahora bien, la carta de renuncia de Germán Martínez no se restringe a poner en evidencia el carácter neoliberal del gobierno lopezobradorista: igualmente, pone de relieve la vocación peligrosamente centralizadora: “Algunos funcionarios de Hacienda intentan una remodelación cosmética del IMSS, donde por ejemplo, se pretende reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en los Estados desde la Secretaría de Hacienda, y así anular a los Delegados que este Consejo Técnico aprobó. Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de ‘delegados administrativos estatales’, fuera de este Consejo, para que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS.” Es lo que sucede con los llamados “superdelegados” en los estados.

AMLO está desinstitucionalizando al país para concentrar el poder en su persona. Se nota que no tiene una visión de Estado; simplemente es un caudillo. Sus ambiciones personales son descomunales, pero su visión política es chiquita. No le importa, como dice Germán, la mala atención de los niños que padecen cáncer, quienes viven en espera de insulina, las poblaciones de la diversidad sexual que reclaman retrovirales, y los millones de enfermos que se atienden en nuestras clínicas y hospitales, algunos de los cuales, por no alcanzar una cama, son atendidos en el suelo.

Espero que otros funcionarios también se salten el redil.

Twitter: @jfsantillan
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