En menos de doce horas, las autoridades a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos reportaron la muerte de seis migrantes indocumentados.

El gobierno guatemalteco confirmó que los cadáveres de tres menores de edad, dos de ellos, bebés, fueron hallados juntos a su madre en las cercanías del Río Bravo, a la altura de la ciudad de Mission, Texas.

La mujer y los tres niños murieron en su intento por cruzar la frontera cuando “se extraviaron y a causa de las altas temperaturas y la falta de agua no lograron sobrevivir”. En este grupo iban “otras dos mujeres”, que no fueron identificadas, y que fueron “detenidas por las autoridades” y “remitidas a un hospital para recibir asistencia médica y lograr su estabilización”.

No lejos de allí, el migrante salvadoreño Óscar Alberto Martínez, y su hija Valeria, de un año y 11 meses (en la imagen), murieron ahogados en el río Bravo al intentar cruzar la frontera e ingresar a Brownsville, Texas.

Cansados de esperar en Matamoros el momento para solicitar asilo político a las autoridades de Estados Unidos, el domingo por la tarde, Óscar Alberto, su esposa Tania y su pequeña Valeria, decidieron cruzar el río.

En su intento por atravesar el río Bravo, padre e hija fueron arrastrados por la corriente; Tania logró salvar la vida gracia a que una persona la alcanzó a rescatar, pero vio cómo su esposo e hija se hundían.