Nacional

Laguna Verde estuvo en riesgo de máxima alerta en septiembre

Además de ese ha habido otros dos incidentes, uno en octubre y otro en diciembre de este 2020. Pese a ello, la CFE descarta riesgos

Laguna Verde estuvo en riesgo de máxima alerta en septiembre

Laguna Verde estuvo en riesgo de máxima alerta en septiembre

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La planta nuclear de Laguna Verde, propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ubicada en el municipio de Alto Lucero, Veracruz, registró tres situaciones de riesgo a su seguridad en este 2020: uno en septiembre, otro en octubre y uno más a principios de diciembre.

La central tiene dos reactores con una capacidad instalada de 810 megavatios cada uno y representa el 4% de la capacidad eléctrica instalada y 2% de la generación total del país. Durante su funcionamiento normal y el proceso de recarga de combustible, la planta utiliza un monitoreo por colores mediante el cual se indican los grados de peligro de derretimiento del núcleo o componentes desconectados (nomenclatura adaptada de los estándares utilizados por la Comisión Regulatoria Nuclear de Estados Unidos):

El reactor I de la central de Laguna Verde comenzó a operar en 1990, y el reactor II entró en funciones en 1995, ambos con una vida útil proyectada de 40 años cada uno. En julio de este año, después de que la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias de México revisara las condiciones de seguridad de la planta, la Secretaría de Energía renovó la licencia de operación por otros 30 años.

Desde 2012, el promedio de riesgo de la estación ha sido blanco, que significa que la planta se desempeña correctamente con una reducción mínima de seguridad, aunque durante todo 2017 la Unidad 1 permaneció en riesgo amarillo debido a problemas en el sistema de mitigación del generador diésel de emergencia: la planta cuenta con dos de estos generadores para cubrir una posible falta de electricidad externa.

La primera situación de riesgo se dio el pasado 3 de septiembre, a las 17:02 horas, cuando una operación de rutina, el recambio de uranio enriquecido que alimenta la planta, llevó el riesgo a un paso de la máxima alerta de seguridad que se señala en rojo.

Esto lo analiza el diario español El País, a raíz de un reporte realizado por la CFE en el que se identifican deficiencias de “desempeño humano”, de “una sana cultura de seguridad nuclear” y de “aspectos programáticos u organizacionales” en la planta.

El primer incidente inició a mediados de agosto, cuando se inició la recarga de combustible — procedimiento que se realiza cada año y medio y demora aproximadamente un mes—, que consiste en el reemplazo de varillas de uranio que alimentan la estación y el traslado de las que ya perdieron energía a la alberca de combustible gastado, que almacena los tubos hasta que pierden radiactividad. “Una parte de estas labores consiste en el cambio de los mecanismos impulsores de las barras de control: unas varillas ubicadas debajo del núcleo, cuya función es ralentizar la fisión nuclear, con el fin de evitar que la generadora acelere su potencia más allá de 100% y esté expuesta a un estallido. Antes de iniciar esta tarea, el riesgo en la planta era verde: todos los sistemas se desempeñaban de manera correcta”.

El 28 de agosto, “personal colocó compuertas de protección entre la alberca de combustible gastado (donde se depositan las barras de uranio enriquecido ya usadas), y el llamado “pozo seco”: la cavidad entre el reactor y la contención de concreto del mismo. Con las compuertas de protección instaladas, una empresa contratista cambió cuatro de los 15 mecanismos impulsores de las barras de control. Pero al otro día se retiraron las compuertas (…) El 3 de septiembre, fuera de la programación de mantenimiento y mientras un sistema de seguridad estaba deshabilitado, el contratista decidió continuar con el cambio de ocho mecanismos, lo que puso a la central en riesgo naranja durante 13 horas. Recién cuando volvieron a colocar las compuertas y concluyeron el recambio de los ocho mecanismos, el sistema pasó a color amarillo, que representa una disminución moderada de la seguridad”.

La cadena de acontecimientos detallados en el reporte de condición 102649 da cuenta de que la planta estuvo expuesta al peligro de drenado de la alberca de combustible gastado, que implica que el agua hierva, se evapore y las barras de uranio gastado queden al descubierto y se derritan por el aumento de temperatura, como ocurrió en uno de los reactores de Fukushima, Japón, a causa del terremoto y posterior tsunami en 2011. El derretimiento del uranio gastado podría provocar desde la emisión de gases radiactivos hasta un incendio que podría desencadenar eventos mayores, como explosiones.

Pese a lo anterior, la CFE, a través de su coordinador de Comunicación, Luis Bravo, sigue afirmando que no se ha presentado ninguna situación de riesgo. Aunque Daniel Chacón, director de Energía de la Iniciativa Climática de México señala: “Hay una irresponsabilidad muy grande, el procedimiento tiene que ser repasado 20 veces para que salga bien y pareciera que no hay supervisión adecuada del regulador. Es preocupante que no sepamos cómo opera la planta”. Además, cuestionó la capacitación del personal, el apego a procedimientos y la opacidad del funcionamiento de la central nuclear de Laguna Verde.