Cultura

“Las artes nos hacen seres humanos”: Paula Álvarez

El arte en México requiere de más apoyo y valoración como profesión y no crecerá si no hay dinero, señala Paula Álvarez, joven promesa de la danza, que crece en EU

El arte en México requiere de más apoyo y valoración como profesión y no crecerá si no hay dinero, señala Paula Álvarez, joven promesa de la danza, que crece en EU

“Las artes nos hacen seres humanos”: Paula Álvarez

“Las artes nos hacen seres humanos”: Paula Álvarez

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Paula Álvarez es una bailarina mexicana que encontró en Estados Unidos un ambiente de respeto a las artes, se rodeó de personas que valoran la creación y hoy, gracias a su disciplina, firmó contrato —a sus 25 años de edad— con la compañía Menlowe Ballet, al sur de San Francisco, California.

“A los 5 años mi mamá me inscribió a la Escuela de Ballet San Ángel Inn simplemente porque quería una actividad extracurricular para mí, nunca tuve en mente que se convertiría en mi profesión”, recuerda Paula en entrevista vía telefónica desde Nueva York.

Cuando cumplió 13 años, en su escuela la invitaron a una producción con las niñas de grados avanzados y durante ese periodo de ensayos fue que decidió lo que quería hacer toda su vida: bailar.

“Empecé a entrenar en mi misma escuela en México. Fui a cursos de verano, uno en Londres en 2011, otro en Nueva York en 2012 y en 2013 me gradué del bachillerato, entonces decidí ir a Nueva York a bailar profesionalmente con la Joffrey Ballet School. Llevo aquí seis años, bailé para Joffrey por cinco años y me gradué de su programa”, señala.

En 2018, Paula envió un video de su trabajo al Menlowe Ballet de California y ese mismo día obtuvo respuesta.

“Encontré a la compañía con un poco de suerte. Envíe mi video y me hablaron ese mismo día, me ofrecieron trabajo, lo acepté inmediatamente y me mudé a California. Es una compañía con dos temporadas, cada una de dos meses y medio: una en diciembre para hacer El Cascanueces y otra en primavera para presentar ballets mixtos y nuevas coreografías”, detalla.

A la compañía le gustó el desarrollo escénico de Paula entonces le ofrecieron varios roles solistas y le extendieron su contrato por un año más.

“El tiempo que no trabajo con ellos, regreso a Nueva York para seguir entrenando. También busco trabajo como freelance y maestra”, señala.

VALORAR EL ARTE. Una de las metas de Paula Álvarez es ingresar a una compañía más grande, en tanto, perfecciona su desempeño.

“Soy muy detallista, trato de ponerle mucha atención a cada uno de mis movimientos, así sé qué puedo mejorar”, indica.

—Durante tu formación en México, ¿buscaste apoyo gubernamental?

—Nunca lo intenté. Estuve aislada de ese movimiento de pedir ayuda al gobierno para salir, me las arreglé sola. Llegué a Nueva York y me gané mi beca. Estando aquí necesitaba dinero para vivir y solicité trabajo en mi misma escuela. Trabajé en el área administrativa por las tardes para poder mantenerme.

Paula Álvarez comenta que uno de los mayores retos de vivir sola en Nueva York fue adaptarse a la ciudad.

“Creemos que por ser de la Ciudad de México llevamos ventaja, pero Nueva York es intimidante, la gente va muy rápido, a nadie le importa nada. Me tomó año y medio adaptarme”, narra. Una vez acostumbrada al ritmo, la bailarina mexicana platica que su desarrollo como artista fue más fácil.

“He estado alrededor de gente que valora el arte y eso me ha ayudado mucho a crecer. Pienso que en México a veces hace falta eso, en mi escuela siempre que me preguntaban qué quería estudiar y yo decía bailarina, me decían ‘está bien, pero qué más quieres hacer’. En Nueva York dices bailarina y la respuesta es: ‘qué padre’. Eso te ayuda a establecerte y a sentirte en casa”, indica.

En opinión de Paula, en el país falta más apoyo a las artes, por ejemplo, integrarlas a la educación básica y ofrecer un buen sueldo a los bailarines.

“El gobierno tiene que apoyar más a las artes en general, no sólo a la danza. El arte en México no crecerá si no hay dinero”, advierte. En segundo lugar, agrega, la educación escolar tiene que ser una prioridad para las autoridades.

“Las artes nos hacen seres humanos. Un niño aprende a bailar antes de que aprenda a caminar, aprende a cantar antes de hablar, es decir, lo tenemos en el alma y hay que darle la misma prioridad que le damos a las matemáticas”, comenta.

Eso hará que la gente no juzgue a los artistas, añade. “Que dejemos de tener el estereotipo de que si eres artista te morirás de hambre. Hay buenos bailarines y merecen más respeto en su paga para que puedan crecer y desarrollarse”.

—¿Cómo es la oferta dancística en Estados Unidos?

—Aunque hay contratos limitados en cada compañía, por la cantidad de competencia y gente increíble que baila, hay muchas compañías, más de una en casi todos los estados de EU, e incluso, siendo pequeñas son bien pagadas, con buenos beneficios y buenas oportunidades de presentarse.

“Lo que me gusta mucho de ese ambiente es estar rodeada de gente tan buena, porque entonces no hay nada, más que mejorar, tienes competencia a lado de ti en todo momento. Eso te inspira a crecer y ser mejor cada día”, responde.