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Las Barras Praderas... el gimnasio del Barrio

LÍDER. El “arquitecto” de este templo del deporte es Paúl Villafuerte Suárez, conocido como “El Paúl de las Barras de Praderas”, y quien decidió diseñar este espacio con el fin de rescatar a los jóvenes de problemas sociales como las drogas, vandalismo, malos pensamientos y ocio.

LÍDER. El “arquitecto” de este templo del deporte es Paúl Villafuerte Suárez, conocido como “El Paúl de las Barras de Praderas”, y quien decidió diseñar este espacio con el fin de rescatar a los jóvenes de problemas sociales como las drogas, vandalismo, malos pensamientos y ocio.

Las Barras Praderas... el gimnasio del Barrio

Las Barras Praderas... el gimnasio del Barrio

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En el barrio de San Mateo, en Naucalpan, Estado de México, lo que en un principio era un lote baldío utilizado por gente para consumir drogas y para tirar basura, se ha convertido en el gimnasio más cotizado de la zona, en donde diario se ejercitan en promedio 300 jóvenes.

El “arquitecto” de este templo del deporte es Paúl Villafuerte Suárez, mejor conocido como “El Paúl de las Barras de Praderas” en el barrio, y quiendecidió diseñar este espacio con el fin de rescatar a los jóvenes de problemas sociales como las drogas, vandalismo, malos pensamientos y ocio.

“El Paul” lleva 35 años viviendo en el barrio, a los 23 años perdió la pierna izquierda en un accidente automovilístico a causa del alcohol.

“Después del accidente caí en depresión, tristeza, después fueron drogas y más alcohol, según para tener una salida fácil, busqué en la religión, pero volví a drogarme y hacer malas cosas, como siempre me ha gustado el deporte, en el tiempo de rehabilitación, aunque yo no quería comencé a hacer ejercicio”, comentó.

Recuerda que después del accidente los doctores le decían que su vida había cambiado y que nunca más podría hacer ejercicio, que mejor se dedicara a otra cosa.

“Me dijeron los doctores tú ya no sirves para nada, pero mi hermano me motivó y me instó a hacer deporte y le hice caso, pero no había ningún lugar cerca para hacerlo, las únicas barras me quedaban muy lejos, fue entonces que puse las primeras barras paralelas en este terrero”, indicó.

El lugar estaba baldío en un principio, hay una coladera muy grande y muchas personas lo utilizaban de basurero, Paul comenzó a limpiar con la esperanza de poner unas barras paralelas y de eso han pasado casi 6 años.

“Cuando empecé a limpiar el lugar la gente se reía de mí y como había perros muertos, me decían que si los iba a enterrar. En verdad nadie me creía, yo les dije que iba a poner un gimnasio y cuando vieron que ya estaba armándolo, la misma gente que se reía empezó a venir, yo les enseñé a usar los aparatos, con solo tres mil pesos al mes, empecé a comprar tubos, mi madre me daba de comer porque todo mi dinero lo invertía para el gimnasio”, recordó Paúl.

“Tuve problemas con mi papá, porque aquí venia puro drogadicto y me decía que lo quitara que estaba mal, algo dentro de mi sabía que estaba haciendo las cosas bien, quería cambiar y poder hacer que cambiarán también los chavos del rumbo.”

Remodelación

A punto de cumplir 6 años, el gimnasio de las barras praderas se ha remodelado gracias a la presidenta municipal, Patricia Durán Reveles, quien hizo propio el compromiso del presidente de la República por apoyarla la causa, después de que un reportero le comentara al mandatario de la existencia del sitio en una mañanera.

En octubre pasado llegaron 26 aparatos nuevos con los cuales realizan ejercicios cardiovasculares y de pesas. La rehabilitación del lugar incluyó la construcción de un baño, la pinta de muros, la reparación de tubos de ejercicio que por las condiciones y presupuesto estaban mal soldados, se cambió la iluminación LED, pusieron cámaras de seguridad y crearon un acceso con rampa para personas con discapacidad.

Leonardo, de 15 años, se dio cuenta que no era muy bueno para otros deportes, pero sus ganas de querer hacer ejercicio lo llevaron hasta las barras.

“Llegué desde que eran puros tubos y con eso me di cuenta que lo mío es el acondicionamiento físico, el ambiente es muy bueno, es un espacio de inclusión que te motiva a ponerte ‘mamado’”, comentó Leonardo.

En varios videos de la página oficial de Las Barras Praderas se escucha que Villafuerte no está interesado en mostrarse al público y mucho menos hacerse famoso, pero se ha convertido en un ejemplo a seguir, lo que fue reconocido por el mismo presidente de la República durante una de sus conferencias matutinas. “Lo felicito por lo que hace, es un buen ciudadano, ejemplar y vamos a apoyarlo”.

El respeto a Paúl por parte de los jóvenes se debe a la disciplina con ha logrado dirigirse en la comunidad y por enseñar a utilizar los aparatos, por hacer ejercicio bajo la lluvia utilizando piedras, tubos viejos y chatarra, con el fin de no caer en las adicciones.

Sin cobrar un solo peso, el gimnasio se mantiene por la ayuda de todos, los jóvenes que van colaboran. Antes de la rehabilitación del lugar llevaban los aparatos que tenían, unas pesas, un tubo y siguiendo las reglas, nada de alcohol ni drogas, puro ejercicio y buena vibra.

“Los mexicanos nos metemos el pie, si vemos que alguien está avanzando le echamos tierra, siempre hay gente que no ayuda, que no deja hacer nada a los demás, negativos, en las barras no, la cosa es ayudar, esa es la misión que deberíamos tener todos, ser mejores ciudadanos, mejores personas, todos tenemos las oportunidades, no es fácil salir del barrio, pero se puede” asegura Paúl.

A sus 35 años, Paúl Villafuerte regresó a la escuela con la idea de especializarse en el deporte y la salud y así poder concluir su bachillerato y salir a preparar mejor a las personas que van a su gimnasio.

El recinto abre los 365 días del año y lo visitan niños desde 8 años y hasta personas de más de 60. Se busca aumentar el número de usuarios, ya que, para el fundador es preferible tener a los jóvenes ejercitándose que tenerlos en casa sin hacer nada y siendo un blanco para “caer en las manos” de la delincuencia.