Opinión

Las elecciones argentinas

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Este año, a partir del 11 de agosto, se desahogará el complejo calendario de las elecciones presidenciales y legislativas argentinas. Ese día se celebran las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Quienes obtengan al menos el 1.5 por ciento del voto total, podrán registrarse para participar en la primera vuelta de la elección el 27 de octubre. Si ninguno de los candidatos en esas elecciones gana con al menos el 45 por ciento, entonces los dos candidatos con mayor número de votos participarán en la segunda vuelta del 24 de noviembre.

Como están las cosas, es muy probable que uno de los candidatos sea el actual presidente, Mauricio Macri. Su gobierno enfrenta un escenario económico muy complicado, en parte resultado de sus propios errores, sobre todo con el manejo de la deuda, que lo “obligaron” a devaluar la moneda, aumentar los intereses, imponer severos recortes al gasto y, sobre todo, a crear impuestos a las exportaciones que ponen en desventaja a los empresarios radicados en Argentina.

Esos problemas también han forzado a su gobierno a mantener un marcaje severo sobre la expresidenta y actual senadora Cristina Fernández. Ella sería la candidata más lógica para abanderar al peronismo, pero siguen acumulándose las acusaciones contra ella y su familia por corrupción, enriquecimiento ilícito y por el asesinato del fiscal Alberto Nisman, quien fue encontrado muerto en su departamento en Buenos Aires luego de investigar durante muchos años el atentado terrorista contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) del 18 de julio de 1994. Siendo así, hay sectores del peronismo que buscan que sea otro el abanderado contra Macri.

Sea quien sea el abanderado del peronismo, Macri no tendrá una reelección fácil. Además de los problemas económicos, enfrenta problemas por las promesas incumplidas en los últimos cuatro años. Ello es más notable en el caso de la provincia de Buenos Aires, el equivalente argentino al Estado de México en nuestro país. Ahí ganó la elección de gobernador en 2015 María Eugenia Vidal, una de las promesas de la política argentina que ha enfrentado problemas con los maestros de esa provincia. También ha enfrentado los efectos de décadas de abandono de decenas de municipios marginados, que frecuentemente padecen por inundaciones, así como por las distancias y el elevado costo del transporte público.

Esos problemas se han agravado por la falta de recursos generada por el manejo poco ortodoxo de la economía en los primeros dos años de la gestión, por lo que no hay garantía de que Macri tenga una vía libre para reelegirse. A estos factores, que podríamos considerar típicos de la política argentina por lo menos desde mediados del siglo pasado, hay que agregar los efectos de la posible emergencia de una figura similar a Jair Bolsonaro, el actual presidente de Brasil.

El más notable es el exdiputado Alfredo Olmedo, evangélico, radical de derechas, que abiertamente expresa sus simpatías por Bolsonaro. El problema para Olmedo es que su carrera la ha hecho, al menos parcialmente, al amparo de Macri, por lo que habría que preguntarse si estará dispuesto o no a enfrentarse al actual presidente. El sistema político argentino, con su elección presidencial en dos y hasta tres etapas le permitiría participar en las PASO y, si no logra el 1.5 por ciento mínimo, regresar a apoyar a Macri. Sin embargo, jugar a ser Bolsonaro implicaría que su campaña en las PASO fuera de crítica radical a la corrupción, tanto de Cristina como de Macri, lo que haría difícil la reconciliación posterior. Por lo pronto, habrá que esperar a ver qué ocurre en las PASO.

manuelggranados@gmail.com