Mundo

Las impugnaciones de Keiko demoran la inevitable victoria de Castillo

El órgano electoral peruano trata de resolver a toda prisa las impugnaciones contra 608 actas electorales que presentó Keiko Fujimori para poder completar un escrutinio que, al 99.58%, no deja margen a un vuelco.

Las impugnaciones de Keiko demoran la inevitable victoria de Castillo

Las impugnaciones de Keiko demoran la inevitable victoria de Castillo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Mientras la izquierda latinoamericana, desde el presidente boliviano Luis Arce hasta el argentino Alberto Fernández, ya ha lanzado sus felicitaciones a Pedro Castillo, el candidato izquierdista a la presidencia peruana y virtual ganador de los comicios del pasado domingo sigue a la espera de la confirmación oficial de su victoria.

La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) aseguró este jueves que ya ha terminado de procesar todas las boletas electorales, pero el escrutinio sigue sin llegar al 100 por ciento porque se están revisando las 608 actas electorales que la rival de Castillo, la derechista populista Keiko Fujimori, reclamó impugnar esta semana.

A primera hora de la tarde de este viernes en el centro de México, el escrutinio se sitúa en el 99.587 por ciento, y Castillo lidera el conteo con el 50.17 por ciento de los votos frente al 49.83 por ciento de Keiko, hija del dictador Alberto Fujimori (1990-2000), a quien defiende sin fisuras.

Esto supone una diferencia de apenas 59 mil 753 votos, y aunque la distancia entre ambos es ínfima y de hecho se ha ido reduciendo en el último tramo del escrutinio, el ritmo al que desciende la división hace virtualmente imposible que Fujimori pueda remontar.

Sin embargo, la candidata derechista, avalada por el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien en 1989 se enfrentó en las urnas a Fujimori padre, y luego criticó su dictadura, ha denunciado fraude electoral sin presentar pruebas y ha insistido en que luchará para evitar su derrota.

La élite limeña que tanto critica Castillo se ha esforzado en presentarlo durante la campaña electoral como un peligro comunista para el país, pues el antiguo líder de un sindicato rural de maestros trae propuestas en su programa como la nacionalización de la minería en el país y la redacción de una nueva Constitución que sustituya la de Alberto Fujimori.

Esta campaña de polarización, en la que el izquierdista, por su parte, ha atacado insistentemente a esa élite limeña, al Tribunal Constitucional y a los medios de comunicación –que en general se opusieron a su candidatura—, ha permitido que Perú viva un escenario similar al de 2016, cuando Keiko ya perdió por apenas 40 mil votos, en ese caso, ante el anciano tecnócrata Pedro Pablo Kuczynski, ahora en prisión domiciliaria por corrupción.

¿DE POSIBLE PRESIDENTA A LA CÁRCEL?

Y para colmo, este miércoles entró de nuevo en escena la fiscalía peruana, que reabrió las acusaciones de corrupción por las que Keiko Fujimori ya pasó año y medio en prisión preventiva entre noviembre de 2018 y mayo de 2020 y en dos etapas diferentes. En un nuevo escrito ante el juez del caso, la fiscalía pide 30 años de cárcel contra la candidata derechista, y asegura que viola las provisiones que facilitaron su salida de prisión.

Concretamente, la acusa de violar la orden de no relacionarse con testigos del caso. Y no es para menos: Fujimori se ha presentado repetidamente ante los medios acompañada de Miguel Torres, abogado que ejerce de vocero del partido fujimorista Fuerza Popular. Lo volvió a hacer el miércoles en la tarde cuando Keiko tildó de “absurda” la petición de la fiscalía.

Con información de El Comercio.