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Las pruebas para detectar al SARS-CoV-2, un texto de Gerardo Gamba

Las pruebas para detectar al SARS-CoV-2, un texto de Gerardo Gamba

Las pruebas para detectar al SARS-CoV-2, un texto de Gerardo Gamba

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Una de las claves para controlar la epidemia de SARS-CoV-2 es la capacidad para detectar la presencia del virus y así, aislar a quien puede ser contagioso. Sin embargo, por frecuentes consultas de conocidos me queda claro que hay confusión en la población sobre en qué consisten y los alcances de cada una.

Las pruebas han evolucionado y estamos entrando a una nueva era que, bien aplicada, va a ser crucial para controlar la epidemia, junto con las medidas ya conocidas de sana distancia, utilización de mascarilla y evitar asistir a lugares concurridos y en espacios cerrados. Esta nueva etapa que podría ser potencializada, ha ameritado comentarios en las revistas científicas de mayor importancia en las últimas semanas, como el New England Journal of Medicine (Noviembre 26, 2020) y Science (Diciembre 21, 2020).

Cuando inició la epidemia lo que teníamos a la mano era la prueba de PCR para la detección del virus. Tiene alta sensibilidad, que quiere decir que detecta a la mayor parte de sujetos con COVID (baja probabilidad de falsos negativos) y a su vez, alta especificidad, que quiere decir que no es positiva en quien no tenga COVID (falsos positivos). El análisis se basa en la capacidad de amplificar el RNA del virus mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) y, por eso, con mínimas cantidades de virus es capaz de detectarlo. Como el análisis involucra ciclos de amplificación, usualmente se reporta el umbral de ciclos en que fue positivo. Por convención se ha considerado que menos de 30 ciclos es certero de enfermedad y contagiosidad, mientras que, si se requirieron más de 30 ciclos, el sujeto podría estar enfermo, pero es menos probable que sea contagioso. El problema con la PCR es que es un análisis altamente complejo, que requiere de personal y equipo especializado, es costoso, no es accesible en cualquier lugar y el resultado tarda de 24 a 96 horas, dependiendo de que tan cercano sea el acceso al laboratorio que lo procese. Por estas razones, la PCR es una prueba muy útil para el diagnóstico de la enfermedad, pero poco útil para el escrutinio de la población en busca de gente que pueda transmitir la enfermedad.

El análisis de escrutinio de la población persigue detectar a gente que pueda ser contagiosa, sin saberlo. Al menos del 20 al 40% de los sujetos con COVID son asintomáticos y otro porcentaje desarrolla síntomas leves, por lo que mucho de la transmisión poblacional se debe a esto. El sujeto acude a una reunión, a la escuela, al banco, al supermercado o a cualquier lugar sin saber que es contagioso. Para el escrutinio de la población se requiere de una prueba que se pueda aplicar en forma masiva y repetitiva. Para esto debe ser de muy bajo costo, no especializada, que lo pueda aplicar cualquier persona, que el resultado se obtenga lo más pronto posible y que no requiera de equipamiento. Idealmente, una prueba que por su facilidad y bajo costo, se pueda aplicar a la misma persona varias veces a lo largo del tiempo. Por ejemplo, una vez a la semana. Para lograr esto, se puede sacrificar un poco en sensibilidad. Es decir, no es necesario que identifique a todos los casos, pero si se puede hacer en forma masiva es útil, porque va a detectar a muchos más de los que podrían hacerse con la PCR.

Lo anterior se está logrado con la prueba rápida de antígeno. Esta es una prueba que detecta la presencia de proteínas del virus y el resultado se obtiene en 15 minutos. Es mucho menos sensible que la PCR, porque se necesita mayor cantidad de virus para ser positiva. Pero, la positividad quiere decir que el individuo es capaz de contagiar a los demás. Si es negativa, no quiere decir que no se tenga el virus, pero al menos no se tiene a una cantidad que lo hace necesariamente contagioso. Como es de bajo costo y aplicación sencilla, se puede realizar con frecuencia.

La prueba es muy fácil de aplicar porque tiene el mismo principio que las conocidas pruebas para detectar embarazo. La prueba de embarazo detecta la presencia en orina de una proteína que es la hormona gonadotrópina coriónica, que se produce en la placenta. Para quien no las conoce es una barra pequeña, como del tamaño de un cepillo de dientes, que al ponerla en contacto con orina que tenga esta hormona reacciona y da color a una línea que puede interpretar cualquier persona. Así, la positividad de la prueba es indicativo de que existe placenta y, por lo tanto, embarazo. La prueba podría ser falsa negativa si se hace cuando el embarazo apenas lleva unos cuantos días, pero se puede repetir días después ya que es fácil de hacer y de bajo costo.

En este momento la prueba rápida para detectar antígenos del SARS-CoV-2, se puede hacer en México sin costo en los quioscos que para tal efecto ha puesto el gobierno de la ciudad de México o en varias cadenas de farmacias, con un costo bastante menor que la PCR y el resultado se tiene en 15 minutos. En Estados Unidos ya está en circulación un kit para hacerlo en casa, que ojalá y llegue pronto a México. El sujeto mismo se toma una muestra de hisopado nasal, lo frota en el detector que es del tamaño de una tarjeta de crédito y el resultado, negativo o positivo, se obtiene en minutos y se envía de inmediato a través de una App para ser monitorizado. El sujeto recibe por la misma aplicación un certificado de “negativo” (que van a empezar a pedir en ciertos lugares para poder ingresar) o de “positivo” (lo que da justificante inmediato para aislarse).

Las pruebas rápidas y en especial con esa presentación para hacerlo en casa serán de gran ayuda para mitigar la expansión de la epidemia, porque podrán detectar a individuos asintomáticos, pero con la potencialidad de contagiar a los demás. Esperemos que la versión para hacerlo en casa llegue a nuestro país cuanto antes.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM.