Opinión

Las Pymes del odio

Las Pymes del odio

Las Pymes del odio

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Felices salieron del Palacio Nacional los dirigentes empresariales que este jueves se reunieron con el Presidente López Obrador, a quien le entregaron propuestas con la finalidad de que fuesen consideradas en la confección del Plan Nacional de Recuperación Económica.

No era para menos. En el encuentro el mandatario les confirmó noticias alentadoras para reactivar la economía, las cuales desde días atrás había bosquejado y este domingo ratificará en un mensaje a la nación.

Tales noticias pueden condensarse en un vigoroso programa de apoyo para las pequeñas y medianas empresas, con miras a proteger el salario y el empleo, y con cero endeudamiento, entre otras atinadas acciones para contrarrestar la crisis derivada de la pandemia y el desplome de precios del petróleo.

La buena recepción del sector privado a los planes gubernamentales de seguro puso rojos de ira a quienes, desde medios de información, ese mismo día, sabedores del inminente cónclave del Presidente con Carlos Salazar, Antonio del Valle, Luis Niño de Rivera y Francisco Cervantes, azuzaron a estos dirigentes para que literalmente le torcieran la mano al tabasqueño.

La estratagema para indisponerlos resultó de lo más trillada.

Que, ahora sí, sin la menor duda, el Jefe del Estado ya tomó la senda de Venezuela; que ha comenzado a destruir el sector privado; que instiga la revancha, el odio de clases y el linchamiento de empresarios; que la debacle está cerca…

Y que, por lo mismo, éste es el momento de parar al Presidente, de imponerle un nuevo Fobaproa —claro, con el cuento de apoyar las pequeñas y medianas empresas— y exigirle que frene proyectos que esos contumaces críticos consideran financieramente inviables: Santa Lucía, el tren maya, Dos Bocas, el plan del istmo…

Mientras los estrategas de la lucha contra la COVID-19 llamaban a los mexicanos atender “la última oportunidad” de vencer la infección, acatando la cuarentena, los más acendrados contradictores del gobierno acicatearon a los empresarios para bocabajear al Peje a la voz de éste es el momento, ahora o nunca.

Quede el registro de esta desaforada convocatoria para que, pasada la contingencia sanitaria, los mexicanos sepan quién es quién. Quién defiende intereses sociales genuinos en medio de la emergencia nacional y quién, mezquinamente, aboga por intereses personales y de grupos.

Buscaron esos adversarios chamaquear a los dirigentes de la IP, tomarlos por desinformados, recomendándoles poner contra la pared a AMLO, con objeto de que éste aceptase rescatar a empresarios que tienen cinco o seis empleados.

O sea, que le pidieran apoyo para las Pymes; es decir, para quienes ¡desde una semana antes el mandatario ya había anunciado que serán rescatados!

El 25 de marzo López Obrador adelantó que “ahí (las Pymes) es donde vamos a apoyar más. Las Pymes generan 90 por ciento de los empleos. ¿Cómo se apoya a los sectores productivos? No aumentando impuestos ni aumentando los energéticos, no permitiendo la corrupción.

“En épocas de crisis lo primero que se hacía era pedir prestado, estaba el FMI. Cuando Zedillo, se embargó el petróleo mexicano (…). Ya no va a haber, como sucedió con el Fobaproa, que cuando llegue una crisis no sólo se protege, sino que se les permite saquear a los de arriba, y nos pasan la cuenta a todos los mexicanos; se convierte la deuda privada en deuda pública”.

Desde ese día el Jefe del Ejecutivo anunció que serán entregados a los pequeños negocios 25 mil millones de pesos en un millón de créditos —adicionales a los 500 mil de las tandas para el bienestar—, a pagar en tres años y con interés anual de 6.5 por ciento.

Desde ese día, también, anticipó que previsiblemente el programa de rescate económico sería impugnado de todos modos, ya que la presente es “temporada de zopilotes”.

O sea, de esas aves que, a decir de los ornitólogos, a pesar de todo, juegan un papel importante en el ecosistema porque hurgan en los basurales y eliminan la carroña que de otro modo sería foco de enfermedades.

Los dirigentes del CCE, la Asociación de Bancos de México, la Concamin y el Consejo Mexicano de Negocios salieron de buen talante del Palacio, no obstante que fue rechazado su planteamiento de recurrir al endeudamiento.

Pretendían más deuda a pesar de un Fobaproa que ya lleva 20 años, que pagan todos los mexicanos, absorbe 45 mil millones de pesos anuales de intereses y será saldado, si bien nos va, en medio siglo más.

El regocijo del poderoso combo de dirigentes se explicaba porque apenas horas antes Arturo Herrera había presentado a la Cámara de Diputados los muy prematuros precriterios económicos para el año próximo.

Proyecto éste en el cual se incluye un programa de apoyo por casi 68 mil millones de pesos de la banca de desarrollo y la banca privada para rescatar la economía.

Y se incluye, además, un conjunto de acciones como la restructuración de créditos, recalendarización de pagos, ampliación de plazos, suspensión de cobros, con lo que se desmienten las patrañas de quienes ven chavismo por todos lados.

Que es temporada de zopilotes lo demostró también el gobernador de Enrique Alfaro, quien, de manera pueril, convertido en epidemiólogo de quilates, se sumó al coro que exige realizar un mayor número de pruebas diagnósticas de COVID-19.

Esto, a despecho de las autoridades de Salud que, con apoyo en la ciencia, han explicado la inutilidad de estas prácticas, a menos que sean verdaderamente masivas; de hecho, sobre el total de población. Como se consiguió hacer en un pueblito italiano de 3 mil habitantes.

A nivel global existe todo un debate sobre la eficacia de cualquiera de las dos pruebas existentes para vencer la pandemia.

Hay países con muchas pruebas, pero sin otras medidas como la cuarentena oportuna—Estados Unidos—, que están en situación de desastre, y países con pocas pruebas, pero confinamiento oportuno —Dinamarca y Finlandia— que se hallan en mejor situación.

En todo caso, Alfaro —quien también es autoridad sanitaria y debería hablar menos y actuar más— se voló la barda al anticipar que el subsecretario Hugo López-Gatell podría ser juzgado ¡por traición a la patria!, debido a su renuencia a la realización de las consabidas pruebas.

Para no hablar de otros zopilotes —peor: verdaderos quebrantahuesos— que tras el imprudente saludo presidencial a la madre de Joaquín Guzmán Loera ya propalan que El Chapo mantiene el respaldo de López Obrador no sólo por razones humanitarias, sino por gestiones que tienen que ver con sus actividades criminales.

Como quien dice: la total venezolanización. AMLO, un narco como Maduro, en la mira de EU.

En ésas andan ciertos comentaristas de prensa, devenidos patéticos operadores de una especie de Pymes del odio y la mentira, al parecer también a la espera de rescate económico.

aureramos@cronica.com.mx