Opinión

Las tradiciones mexicanas

Las tradiciones mexicanas

Las tradiciones mexicanas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Nuestro país tiene numerosas tradiciones heredadas del pasado histórico que unieron dos razas con costumbres ancestrales, pero distintas y muchas contradictorias. ¿Cómo conjuntar una religión monoteísta como la de España con la politeísta de los antiguos pobladores de la Nueva España?

En cuanto a lo religioso es notable la conjunción tanto en las construcciones materiales como en las prácticas que se celebraban y en las que se veía aflorar la mezcla de lo que llamamos pagano con lo cristiano.

La virgen Guadalupana logró la unidad que vincula a los moradores de las nuevas tierras y hoy muchos son más guadalupanos que mexicanos. El 12 de diciembre es fiesta nacional aunque los que se dicen no creyentes la llaman con otro nombre.

Algunas familias han cambiado definitivamente la tradición navideña y otras la han enriquecido mezclándola con nuevas celebraciones.

El desarrollo económico que requiere de la mercadotecnia influye también en esa transformación, se promueven los regalos entre todos y para evitar que domine el materialismo, en la práctica del regalo se insiste que lo importante es el afecto que ellos representan.

Cuando un pueblo cambia sus tradiciones positivas se empobrece culturalmente, pero cuando adopta nuevas sin perder las propias se enriquece y conviven ambas, lo cual es importante para que México no pierda sus tradiciones, sino que las enriquezca.

El momento político que vive el país también nos hace recordar que en la política tenemos tradiciones ancestrales que, desgraciadamente, no todas son positivas. Hay dos de nuestros antepasados que nos vienen a la memoria.

En la época de la Colonia, cuando los edictos llegaban de la vieja España a la Nueva con las nuevas normas que debían cumplirse, fueron fielmente acatadas. Los encargados de hacerlas cumplir se colocaban en la cabeza de forma respetuosa las páginas que los contenían y con vibrante voz decían “ACÁTENSE”, y con una voz más tenue añadían: “PERO NO SE CUMPLAN”.

Esta tradición, con algunas variantes en la forma, se ha seguido en los poderes Legislativo y Ejecutivo. Cuando el Presidente declara válidas las leyes aprobadas por el Legislativo y sale publicado su acuerdo en el Diario Oficial de la Federación se percibe un rumor que surge de los encargados de cumplirlas que dice: “pero no se cumplan”.

Esta tradición sí sería deseable que desapareciera; el nuevo Presidente ha ofrecido respeto absoluto al estado de derecho, con lo cual se rompería la mala tradición y los mexicanos así los están esperando.

Hay otra tradición que no se sabe exactamente cuándo empezó, pero ha crecido y se ha consolidado. Sabemos que las obras publicas son las acciones que los gobiernos aplican para resolver los problemas de la sociedad, los fondos que en esas acciones se invierten, ha sido tradicional el que sean artificialmente aumentados para que el gobernante en turno pueda tener beneficio económico al realizarlas. También sucede que se publicita la ejecución de obras públicas que nunca se realizaron.

Hay una anécdota que relata el suceso de un compadre del presidente que fue nombrado gobernador de un estado en un momento en que sus finanzas personales estaban a la baja. El presidente le ofreció que con ese cargo él nivelaría sus finanzas. Pasaron varios meses y al no suceder como se esperaba le escribe al presidente diciéndole que por qué lo había engañado, ya que sus finanzas no mejoraban. La respuesta lacónica del presidente en un telegrama decía: “haga obra pública, compadre”.

Sabemos que las obras públicas son modificadas en sus precios y calidades en beneficio de quienes las administran, el actual Presidente también ha ofrecido eliminar estas prácticas que merman los recursos del pueblo en beneficios personales.

Todos los mexicanos, los que dieron su voto al nuevo Presidente y los que no, tienen la esperanza que estas promesas de campaña se cumplan a cabalidad.

Doctora en Ciencias Políticas

melenavicencio@hotmail.com