Opinión

Lo humanitario frente a lo inhumano

Lo humanitario frente a lo inhumano

Lo humanitario frente a lo inhumano

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Cuando veo algo como lo que comentaré con mis lectores en esta columna que se publica, paradójicamente, a dos días de la celebración del día de las madres, me pregunto si este mundo es cada vez más o menos humanitario. Por una parte, me encuentro con un hecho que parecería de lo más inhumano y por el otro, frente a ello, una iniciativa humanitaria que busca evitar consecuencias fatales en una vida que apenas empieza y que muy temprana e inmerecidamente, se encuentra frente al infortunio.

Resulta que, en una iniciativa entre organizaciones de la sociedad civil y el estado de Indiana en los EUA, se instalaron en 2016 dos “cajas para bebés” donde es posible dejar de forma anónima a los recién nacidos no deseados, como una extensión de la Ley de Refugio (Safe Haven) del estado. Éstas se encuentran ubicadas en estaciones de bomberos de Indiana como parte de un proyecto para despenalizar el abandono de infantes y ofrecer una alternativa al aborto en un estado en el que aún está penado.

La iniciativa promovida por Mónica Kelsey, bombera voluntaria, tiene origen en su historia personal. Ella fue una bebé de 8 semanas de edad abandonada en 1973. Cuando buscó a su madre biológica, conoció la historia: el embarazo de su madre fue producto de una violación, al mismo tiempo que en ese mismo año el aborto era penado en las leyes del estado.

Así describe una parte de su historia: “A mi madre le parecía que un aborto ilegal era la solución. Pero al llegar a la clínica y ya sentada en la plancha en la cual me quitarían la vida, cambió de parecer. Dejó ese lugar y nunca miró hacia atrás. Cuando me dio a luz, ni siquiera me miró. Pero me dio el regalo más grande que jamás he recibido. Y encima de darme la vida, me regaló una familia adoptiva increíble. Por eso, estoy eternamente agradecida”.

Habiéndola llevado a su casa, el violador de la mamá de Mónica la agredió sexualmente, dejándola ahí, ensangrentada… y embarazada. Así empezó su infierno, relata su hija, quien contactó a sus padres biológicos años después.

A su madre, con quien estableció una relación, la acompañó en sus últimos siete días de vida estableciendo que, así como su progenitora estuvo a su lado en su primer aliento, ella lo hizo en el último de ella.

Por otro lado, el padre, al ser contactado, contrató un abogado para forzar a Mónica a mantenerse alejada de él y de su familia.

Historias como ésta son las que están detrás de un acto que, como digo al inicio, pareciera de lo más inhumano.

Mónica ha encontrado el sentido de su vida, luchando por los bebés recién nacidos como resultado de una violación, entre otras cosas, apoyando el proyecto de estas bien llamadas “cajas de cielo para bebés”. La primera caja se instaló en la pared exterior del departamento de bomberos en Woodburn. Está diseñada para realizar una llamada automática al 911 cuando se abre, enviando al personal médico y de bomberos. Esta caja es acolchada, con clima regulado, y tiene sensores de movimiento que permiten conocer cuando hay vida en su interior. Los bomberos tienen un protocolo para enviar al bebé a un hospital bajo la custodia de los Servicios de Protección Infantil de Indiana.

En el ambiente politizado de Estados Unidos, organizaciones religiosas y conservadoras pro vida han buscado financiar los 2,000 dólares que cuesta mantener estas estaciones. Durante su gestión como gobernador de Indiana en 2016, Mike Pence firmó un proyecto de ley que imponía varias restricciones al acceso al aborto, incluida la prohibición del aborto por anomalía fetal, haciendo de Indiana uno de los estados más restrictivos en la materia.

Abandonar a un bebé sigue siendo ilegal en los Estados Unidos. Sin embargo, las leyes de refugio seguro han despenalizado este acto. Texas fue el primer estado en aprobar una ley de refugio seguro en 1999, y ahora todos los estados tienen una.

Sin embargo, esta despenalización no fue acompañada por políticas para operarla en la mayoría de los estados. Salvo en Indiana, en donde ahora las madres pueden dejar a los recién nacidos no deseados en estaciones de bomberos, hospitales y estaciones de policía; dado que el estado, con ánimo de atender estos casos, aprobó la iniciativa de las cajas en estaciones de bomberos y otras instalaciones públicas.

Aún con la despenalización del abandono, algunos de los estados exigen que los padres dejen al bebé en un estado saludable, so pena de que, de no hacerlo así, se puedan presentar cargos judiciales por maltrato.

En estos estados los servicios médicos proporcionan una evaluación del infante para hacer valer las garantías de la ley de Safe Haven. La mayoría de los estados establece un máximo de 30 días de edad para que los padres estén libres de responsabilidad al dejar a su hijo, con Dakota del Norte  al frente, que lo permite hasta un año de edad.

Por otra parte, estas leyes garantizan el anonimato, pero es opcional dejar datos personales. Así mismo, pocos estados han implementado el sistema de cajas, así como algún tipo de sistema de acompañamiento psicológico.

Según un artículo de The Guardian, en Alemania los refugios en cajas para bebé existen desde el año 2000. Y desde ese año no se han registrado muertes de bebés por abandono a la intemperie. Hasta el momento, en la iniciativa de Indiana ha existido al menos un bebé depositado en las estaciones.

Otros estados buscan replicar esta iniciativa, para 2019, Indiana cuenta ya con 7 de estas cajas, Arizona, 6 y Ohio, 2.

Según el historial de datos de la National Safe Haven Alliance, desde 1999 a la fecha, alrededor de 20% de los bebés abandonados en instituciones públicas han muerto. Esta cifra se ha reducido tras la aprobación las leyes de refugio. En 2018, sólo 28 bebés murieron, de 223 infantes abandonados en instituciones públicas en Estados Unidos.

Entenderán ahora mis lectores porqué me cuesta tanto trabajo responder a la pregunta que me hice al inicio: ¿Este mundo nuestro es cada día más, o menos, humanitario?

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