Escenario

“Lo más importante en los seres humanos es la duda”: Luc Dardenne

El cineasta, dos veces ganador de la Palma de Oro de Cannes junto a su hermano Jean-Pierre, estrenó en el FICM su más reciente filme El joven Ahmed, un relato que reflexiona sobre el fanatismo religioso.

El cineasta, dos veces ganador de la Palma de Oro de Cannes junto a su hermano Jean-Pierre, estrenó en el FICM su más reciente filme El joven Ahmed, un relato que reflexiona sobre el fanatismo religioso.

“Lo más importante en los seres humanos es la duda”: Luc Dardenne

“Lo más importante en los seres humanos es la duda”: Luc Dardenne

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne forman parte del selecto grupo de cineastas que han logrado conseguir dos veces la Palma de Oro del Festival de Cannes, gracias a su trabajo en Rosseta (1999) y El niño (2005). Su cine es característico por su intensidad, su lazo caótico entre la interioridad de los personajes y el espectador y el manejo de personajes inmersos en marginalidad, aunque sin convertirlos en víctimas que tienen legitimidad.

“Sé que esos personajes nos encanta filmarlos porque cuando uno filma a alguien marginal de la sociedad retrata a la misma sociedad. Eso nos ayuda a entender al otro. Para nosotros es una manera de ver lo que sucede en el mundo, se trata de ponerle atención al que está mal de afuera para entender lo que llevan dentro”, expresó el realizador Luc Dardenne, homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), en un encuentro con los medios nacionales.

El cineasta fue el encargado de inaugurar la edición 17 del certamen moreliano con El joven ­Ahmed, por el que ganó el premio a Mejor Director del mismo festival de Cannes este año en que el jurado estuvo presidido por el mexicano Alejandro González Iñárritu. El filme aborda la historia de un adolescente belga que comienza a conspirar para matar a su profesor tras aceptar una interpretación extremista del Corán. Es un relato contemporáneo sobre la radicalización de un joven que querrá escapar del bucle en el que se ha introducido.

“El joven Ahmed, lo escogimos joven para contar una historia sobre cómo alguien puede salir del fanatismo religioso, no nos importaba cómo logran entrar sino salir. Si fuera alguien más grande no funcionaria la historia. Porque la generación anterior era más fanática y es que no significa que todos lo fueran, pero en la juventud hay una tendencia a quererse separar de la sociedad en la que se encuentran, como las mujeres que se quieren quitar el velo cuando antes se ponían el velo”, dijo el realizador.

“Algo sucede en el mundo. Es un tema muy vasto. Pero sí hay una globalización que lleva a la sociedad musulmana a ser más frágil. Creo que no pueden resistirlo. Creo que los musulmanes están muy asustados y en el filme nos preguntamos cómo puede sobrevivir la religión ante los cambios de la sociedad. Hicimos una película pensando en hablar de un elogio de la impureza. Al niño se le encerró en su cuerpo, que tiene que ser puro, que no puede tocar a una mujer ni a su mamá, él dice que no porque el imán le dice que las mujeres son un obstáculo para llegar a dios. Pero su camino lo lleva a aceptar la impureza, es decir, la vida”, agregó.

Con este trabajo los cineastas hacen una reflexión más profunda sobre la infancia, más allá de una etapa de vida: “En la película nos interesamos en el muchacho porque esperamos que los espectadores logren identificarse con el personaje, pero al mismo tiempo no, que logré distanciarse, porque es un niño, no es del todo un adolescente. Es una parte no fanatizada del personaje y de pronto ver una parte en la que quiere matar. Nos preguntamos si es posible. Por una parte nos identificamos y por otra le tenemos miedo. Pero finalmente la parte del niño gana, cuanfo cae no llama a Dios ni a su imán sino que llama a su mamá y toca la mano de la maestra a la que no quería”, dijo.

“Ahmed es un niño que ha sido comprado. Prisionero de un pensamiento que le arrebata su infancia. ¿Qué quiero decir con la palabra infancia? Un niño es alguien que ama la vida. Sí, por momentos hace cosas violentas, pero un niño quiere un contacto con la vida, no desea la soledad, quiere amar y ser amado. Y nuestro Ahmed ya no está en esto, quiere ser dominante y tener la verdad, entonces perdió su infancia. Nuestra cuestión era cómo hacer que volviera a ella”, añadió.

En otro momento el realizador explicó que su filme no tiene una repercusión de cambiar a los fanáticos religiosos, pero sí hacer reflexionar al resto del mundo sobre su condición, “cómo se logra salir del fanatismo. Ninguna persona que ha participado en un atentado ha pedido perdón por lo que hizo, sea cual sea la casua del fanatismo, es algo que se ancla en lo más profundo”, dijo Luc.

“No sé, es un fenómeno que no tiene que ver con las religiones, ahora hay un auge de relaciones identitarias, ahora resurge un extrema derecha que reivindica su identidad cristiana, y movimientos como el islamista. Sentimos los movimientos de identidad cada vez más poderosos”, comentó.

“El fanático es alguien que en el fondo quiere el bien de los demás, él está seguro de que matar puede ser bueno. A Ahmed le pasa porque cree que matar es algo bueno. El cine y la literatura, la poesía y el teatro son artes que están en la ambigüedad. El arte no está para imponer una verdad sino para generar preguntas. Al ver la película nos pone en duda para saber si estoy de acuerdo o no. Lo más importante en los seres humanos es la duda. Lo que nos cuestiona lo que somos. La duda nos permite estar abiertos al cambio”, concluyó.