Escenario

“Lo peor de la violencia en México es que se quedó en lo profundo”: Julien Elie

ENTREVISTA. El documentalista canadiense estrenó en México el documental Soles negros, una cartografía sobre el terror en el país, desde los feminicidios de Ciudad Juárez a los desaparecidos de Ayotzinapa.

ENTREVISTA. El documentalista canadiense estrenó en México el documental Soles negros, una cartografía sobre el terror en el país, desde los feminicidios de Ciudad Juárez a los desaparecidos de Ayotzinapa.

“Lo peor de la violencia en México es que se quedó en lo profundo”: Julien Elie

“Lo peor de la violencia en México es que se quedó en lo profundo”: Julien Elie

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"Casi siempre, cuando se habla de México fuera del país, se refieren a sus playas y su sol, pero hay otro México", explicó a Crónica el documentalista canadiense Julien Elie, quien recientemente estrenó su documental Soles negros, una cartografía del terror en el país, que busca generar consciencia sobre la falta de voz que tienen las víctimas de la violencia desde hace tres décadas.

“Con México tengo una relación particular, porque me da mucha inspiración pero también hechos, lo mismo que hago fotografías o historias, es un país con mucho dolor, pero fascinante (…) La violencia es como una nebulosa, tiene muchas manifestaciones, depende de la época, del estado o la sociedad”, expresó el realizador.

“Sabía que sería un proyecto muy difícil, muy peligroso, no por mí, sino a partir de la idea de que podíamos perdernos en medio de todas las pistas. También sabíamos que teníamos que lidiar con el terror que se siente en todo un país. Además estuvo la idea de no saber si se tomaría como algo poco correcto el hecho de que fuera una historia que contaba alguien no mexicano”, agregó.

El filme, rodado en blanco y negro, hace una reflexión sobre cómo México se ha convertido en una gran fosa clandestina, en el que se ha vuelto común la impunidad y las desapariciones; los feminicidios y ejecuciones; todo ello visible ante las autoridades que muchas veces son cómplices de los grupos de la delincuencia organizada.

“Hace 20 años que quería hacer una película sobre México. Pero en esa época conocía poco al país y no me sentía la persona correcta para hacer una película así. Pero desde entonces me dediqué a conocer a México como mi segunda casa, aprendí el idioma y lo recorrí en todos tipos de calles”, dijo Elie.

“Fue cuando leí el libro Huesos en el desierto, de Sergio González Rodríguez, que detonó mi investigación. No sólo porque el libro es una reunión increíble de testimonios de dolor, sino que también había una manera de escribir de manera fascinante; y eso es lo que me gusta de los documentales, cuando tienen la capacidad de usar la mirada artística para abordar los temas y no son sólo documentales formales, eso es porque se tienen que compartir los detalles, los sentimientos y las texturas de los lugares, porque los paisajes también tienen cicatrices”, agregó.

El filme hace un monumental esfuerzo por mostrar son sensibilidad un panorama de violencia, pero no desde sus victimarios, sino desde los testimonios de quienes han perdido a alguien y siguen luchando por encontrarlo: “Encontré en Guerrero, Ciudad Juárez, el Estado de México, la capital, Veracruz y Tamaulipas lo que me parecía importante sobre la destrucción del país”.

Aborda el tema de las muertas de Juárez, los feminicidios de Ecatepec, el multihomicidio de la Narvarte donde fueron asesinados el fotorreportero Rubén Espinosa Becerril y la activista Nadia Vera, las fosas clandestinas de Veracruz, la desaparición de los migrantes de las Minas de San Fernando, la desaparición de los 43 Normalistas de Ayotzinapa y demás desaparecidos de Guerrero.

“Juárez fue muy importante para mí al momento de empezar, porque el libro que te mencioné es sobre los feminicidios. Quise poner la violencia contra las mujeres como el corazón de la película y según veo las cosas, muchas acciones de violencia surgen de lo que ocurrió en Ciudad Juárez, como en Ecatepec; al investigar estos casos comprendí también el temor que viven los periodistas y eso me llevó a otros temas, tales los de los maltratos a migrantes, la trata de jóvenes y activistas”, explicó.

“Pienso que los periodistas saben mucho más que yo, pero considero que la violencia contra la mujer ha sido un detonador de más violencia, cuando una mujer es víctima de esa manera se hace que todo sea posible. Pero en el documental a mí no me interesa el porqué de la violencia, sino el cómo, lo que hace la película es dar más cuestiones que respuestas”, mencionó.

Si bien el filme es duro por la naturaleza de su tema, también se convierte en un documento cuidado en su narrativa para mostrar diversos rostros de México: “A lo largo de la investigación descubrí que es un país en constante lucha. Es una película dura y oscura, pero también tiene muchas luces, que son esos héroes cotidianos que aparecen en las entrevistas; son figuras que pelean con una determinación increíble. México es un país con tantas contradicciones; con lugares increíbles y con un pueblo tan amable, pero con mucha violencia”.

“Lo que ocurre con la violencia hace que México se sienta como un lugar con mundos paralelos, al caminar por las calles parece que nadie sabe nada de lo que está pasando, mucha gente lo ha dejado pasar por años, y eso es lo más peligroso de la violencia, porque se quedó en lo profundo, nadie la quiere ver pero está al alcance de abrir la puerta de una casa. El lado escondido de la violencia, es lo que me sorprende más”, enfatizó.

Finalmente, el realizador explicó que espera que su filme no pase desapercibido, “como cineasta creo que tengo una buena historia. Nunca tuve la intención de querer cambiar el mundo, porque es imposible. Pero sí quiero aportar un sentimiento de necesidad de mover las cosas, me gustaría que el documental aportara a la discusión en el país, pero no soy activista. Mi intención es darles voz a las víctimas y a los que hacen todo para que las víctimas lo tengan, porque parece que las víctimas no existen más que como números”, concluyó.