Opinión

Los hombres ciegos y el elefante

Los hombres ciegos y el elefante

Los hombres ciegos y el elefante

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En 1876, el sátiro estadunidense, John Godfrey Saxe (1816-1887), publicó un libro de poemas en el que incluiría su versión de una parábola proveniente de India que, si bien no logró reconocimiento o fama alguna durante su vida, consiguió introducir esta historia al mundo occidental y dejarla como herencia para una nueva generación de lectores y pensadores.

A continuación, les regalo un intento de traducción que he realizado de la obra mencionada.

UNA FÁBULA HINDÚ

I

Eran seis hombres de Indostán

Muy inclinados al saber,

Fueron entonces a ver al Elefante

(Aunque todos ellos ciegos eran),

Y así mediante pura observación

Lograrían satisfacer su mente.

II

El Primero se acercó al Elefante,

Y tropezó en el intento

Contra su costado ancho y fuerte,

De inmediato comenzó a gritar:

“¡Dios me bendiga!—pero el Elefante

Es muy igual a una pared!”

III

El Segundo, al sentir el colmillo,

Exclamó: “¡Ah!—¿Qué tenemos aquí,

Tan suave, redondo y puntiagudo?

Para mí está muy claro

Esta maravilla de Elefante

¡Es justo como una lanza!

IV

El Tercero se acercó al animal,

Y resultando haber tomado

La escurridiza trompa entre sus manos,

Así se enderezó valiente y habló:

“Lo veo” dijo él, “el Elefante”

¡Es tal como una serpiente!

V

El Cuarto extendió su mano ansiosa,

Y sintió algo como la rodilla.

“A lo que más se parece esta espléndida bestia

Es muy evidente”, dijo él;

“Es lo suficientemente claro que el Elefante

Es idéntico a un árbol!”

VI

El Quinto, que resultó tocar la oreja,

Dijo: “Hasta el más ciego de los hombres

Puede ver a lo que esto se asemeja más;

Que lo niegue aquel que pueda,

Esta maravilla de Elefante

¡A un ventilador es igual!

VII.

El Sexto apenas había comenzado

A sentir a la bestia,

Que, colgándose de la cola penduleante

Que cayó dentro de su rango

de alcance,

“Ya veo”, dijo, “el Elefante

¡Es como una cuerda!

VIII

Y así esos hombres de Indostán

Discutieron largo y fuerte

Cada uno con su propia opinión

Excediendo firme y dura,

Aunque cada uno estaba en parte en la razón,

¡Y todos estaban en el error!

MORALEJA

Así a menudo en las guerras teológicas,

Los disputantes, yo supongo,

Discurren en completa ignorancia

De aquello que intentan decir,

Y parlotean sobre un Elefante

¡Que ninguno de ellos ha visto!

@jorgegavino