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Los intelectuales resultan incomodos, un análisis de Anamari Gomís

Los intelectuales, la Cuatroté , el primer ministro de la India y sus admiradores en el senado mexicano.

Los intelectuales resultan incomodos, un análisis de Anamari Gomís

Los intelectuales resultan incomodos, un análisis de Anamari Gomís

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los intelectuales resultan incómodos, más allá de la temprana concepción de Gramsci y la filiación del intelectual con la clase obrera. También escribió el italiano sobre los intelectuales y la pequeño burguesía. Durante el stalinismo el pensamiento de los intelectuales era un deviacionismo . Muchos pensadores fueron perseguidos y reprimidos mediante purgas. El verdadero intelectual siempre resulta un intruso, puesto que lleva a cabo una reflexión crítica sobre su momento histórico y la realidad que le ha tocado vivir. Un intelectual orgánico es aquel que forma parte de un nuevo gobierno que aspira a representar los intereses de una manera de gobernar. Para la Cuatroté, cosa extrañísima, un intelectual orgánico representa el ideario de los regímenes pasados, que ellos entienden como uno solo: igual el PRI que el PAN y de ahí que se refieran al prianismo. Fueron ochenta años de lo mismo, que el presidente López Obrador ha venido a cambiar. Sinceramente, fuera de una retórica machacosa, no veo cambios estructurales y sí modificaciones para mal: que no hay medicinas necesarias por el enfrentamiento con las farmacéuticas, la clausura de estancias, infantiles, la brutal disminución de dinero para proyectos culturales y científicos, (que no sean los propios de la Cuatroté), la desaparición de programas para sobrevivir catástrofes, cambiar el Seguro Popular, que sí servía, por Bienesta que no ofrece los mismos beneficios, por no me referirme al autoritarismo del primer mandatario, a la repartición del dinero del erario para obtener mejores resultados electorales. En fin, ya se ha dicho hasta el cansancio las atrocidades que se han cometido en aras de la Transformación (sic) y de la austeridad republicana, que, eso sí, no discute los gastos de los grandes planes del presidente López Obrador, como lo son su tren, su aeropuerto y su refinería .

¿Qué tendrían que hacer los intelectuales, los periodistas, los académicos, los investigadores y tododios para contentarlo? Evadir la crítica, adularlo, convertirse en transformers de la Cuatroté, o sea en intelectuales orgánicos, pero no, resulta que los orgánicos son los que pertenecen al pasado, al prianismo. Hace creer, como lo hace el presidente, con un martilleo discursivo, que nunca antes, ni Enrique Krauze ni Héctor Aguilar Camín pusieron en tela de juicio a los otros mandatarios y sus políticas. Se nota que López Obrador nunca los leyó antes. ¿Qué pensará, que Carlos Fuetes estaría de su parte? De Carlos Monsiváis y Sergio Pitol está seguro que lo apoyarían, como lo hicieron al principio. Habiendo conocido yo a los dos escritores, pienso que habrían reventado ya. Carlos Monsiváis fue muy hábil para no pelearse con nadie, pero, y esto me lo dijo a mí y a muchos otros, el plantón de Reforma 2006 no le gustó nada. Sergio Pitol, crítico siempre del Partido Revolucionario Institucional, apostó por un cambio que no llegó a ver. Murió con la mente nublada, gran injusticia del destino. Pero de haberse encontrado bien, su ferocidad para el análisis se habría desbordado ante las pretensiones de la Cuatroté. Habría calificado al régimen de carnavalesco. Pero esto no son más que meras suposiciones mías, de amigos a los que quise y admiré. Elena Poniatowska, ella sí, sigue queriendo al presidente, mientras yo no le hallo lo transformador a la dizque Cuarta Transformación.

Quizá sería significativo escuchar con atención a los integrantes de esta nueva ola histórica, que es como se presenta la presidencia, para saber de qué va la cosa. Por ejemplo, y esto lo explica Fernando Escalante Gonzalbo, sociólogo y a todas luces intelectual, en su artículo semanal del Milenio,: resulta que por mediación del senador Ricardo Monreal, afiliado a MoReNa desde los inicios de este partido, el senado ha publicado una ferviente apología del primer ministro de la India, Narenda Modi quien, entre sus “logros”, acumula el ser supremacista hindú y discriminador brutal de los musulmanes. El senado, o más bien los senadores morenistas , aplauden el blindaje de Modi contra la pandemia, cuando en realidad ha hecho lo contrario, como invitar a la gente a peregrinajes y a manifestarse por la campaña electoral de Bengala Occidental, donde tiene pocos seguidores. Como todos sabemos, los alcances de los contagios en la India resultan hoy aplastantes. Tantos mueren afectados por una nueva cepa de la Covid-19 que en las calles se realizan las cremaciones. La tragedia, como sabemos puede expanderse. Varios países han detectado la variante del virus. En un solo día, recoge el dato El Economista, la nación más poblada de Asía después de China, con 1,300 millones de habitantes, tuvo 360.000 mil contagios. Narenda Modi, en enero, presumía que había controlado la pandemia, e incitaba a la gente a que volviera a la vida normal.

Aquí no cantamos mal las rancheras. El primer mandatario no lleva cubrebocas por ningún motivo, desde enero del 2020 anuncia que la pandemia se va controlando, y su epidemiólogo estrella, el doctor López Gatell, ha hecho de México uno de los peores países en detener los contagios, después de Estados Unidos bajo la presidencia de Trump, del Brasil de Bolsonaro y ahora de la India de Narenda Mori. Y, sin embargo el senador Monreal le profesa grandísima admiración al primer ministro de la India, que odia, como se dijo antes, a todos los musulmanes.

¿De qué se tratará, pues, la Cuatroté?