Para bien o para mal, Donald Trump es un presidente que hace historia, y este viernes hizo historia de nuevo al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos en asistir a una marcha antiabortista. Otros presidentes conservadores habían enviado mensajes de video, o habían delegado la asistencia en otros funcionarios.

Esta vez, Trump, no; fue e incluso se subió al escenario para arengar al público. “Es un honor profundo ser el primer presidente de la historia en asistir a la ‘Marcha por la vida’” (así se llama esta gran marcha anual), dijo el republicano.

Ante un National Mall de Washington lleno de contrarios al derecho al aborto y a escasos metros del Congreso, donde se celebra el impeachment en su contra, Trump aseguró que “los no-natos nunca habían tenido a un defensor más fuerte en la Casa Blanca”, refiriéndose a él mismo.

Durante la campaña electoral el mandatario evitó pronunciarse abiertamente sobre el tema, e incluso hace veinte años Trump decía estar “muy a favor” del derecho al aborto. Sin embargo, la necesidad de rascar votos entre los evangélicos blancos, a los que ayer volvió a apelar, forzó su cambio de postura, convertida ayer en extrema.