Opinión

Los pobres aspiracionistas

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Los pobres aspiracionistas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
JAVIER MAY RODRÍGUEZ,SECRETARIO DE BIENESTAR: +Una sociedad no es desarrollada por la riqueza que tiene, sino por la pobreza que no tiene

Jorge Majfud

¡Le tengo noticias don Javier!:

Los 71 millones de mexicanos que viven en la pobreza quieren ser clasemedieros aspiracionistas… Déjeme que le cuente:

-Aspiran al acceso a la alimentación para comer carne todos los días de la semana, incluso pescado. La sufren, pero no les gusta, la desnutrición.

-Aspiran a suficientes ingresos corrientes per cápita para comprar esos alimentos. Claro que para lograrlo, deben superar el rezago educativo promedio en el hogar. Ello implica educación pública de calidad, con maestros bien pagados y preparados; asimismo, que los planteles tengan espacios adecuados, computadoras, electricidad, agua corriente y baños (en vez de letrinas).

-Aspiran a que sus niños accedan a universidades y estudios de postgrado para ser competitivos en un mundo económico donde se valora el conocimiento y se premia a los emprendedores.

-Aspiran a viviendas de calidad y con acceso a los servicios básicos. No hablo de casas de lujo, don Javier, simplemente que tengan piso firme, agua corriente, drenaje, luz eléctrica y espacio suficiente para evitar el hacinamiento.

-Aspiran a que para llegar a su casa haya un camino pavimentado y un transporte público eficiente, de bajo costo y no contaminante. Les disgustan los caminos de terracería que obligan a trayectos dilatados para llegar a su destino; delicados que son.

-Aspiran al acceso a los servicios de salud, ya sea porque su empleo les brinda la cobertura del IMSS o porque el INSABI está a la mano. No piden que sean como los de Dinamarca, tan sólo que no falten medicinas ni médicos especializados y que, cuando la enfermedad sea grave, las instituciones no pidan que los pacientes compren dispositivos médicos porque no están en el catálogo institucional.

Todo esto que he enumerado no son aspiraciones hipócritas; son los indicadores del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para medir la pobreza en México.

Si los resultados marcan que las distintas carencias tienden a disminuir, significa que han sido correctas las políticas públicas implantadas por el gobierno de turno; si las cifras indican lo contrario, es que el gobierno federal y/o estatal no le dio al clavo…

Estos indicadores -mundialmente aceptados- no son un invento neoliberal sino, simplemente, que la pobreza “está asociada a condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social”, según rezan los lineamientos del CONEVAL.

No veo, secretario May Rodríguez, por qué superar la pobreza sea una aspiración egoísta ni un deseo de triunfar a toda costa. Lo que sí veo es que cuando la pobreza afecta la dignidad y los derechos del pueblo, éste puede ser muy bueno y sabio, pero también profundamente infeliz e insatisfecho…

Yo me pregunto si un joven que tiene cubiertas estas necesidades pueda ser presa fácil del crimen organizado. Lo dudo. ¿Para qué arriesgar su vida y su libertad alquilándose como halcones o huachicoleros?

Esto nos lleva al último de los nueve indicadores del CONEVAL: la cohesión social. “Mientras mayores sean las disparidades sociales (…) esta polarización tenderá a reforzar la persistencia de la pobreza”; esto sin hablar de la injusticia que implica. En contraste, una sociedad cohesionada defenderá su derecho a vivir dignamente.

¡Y claro!, no será tan fácil de manipular.

¿Será por eso que la 4ª Trituración -perdón, Transformación- prefiere a su pueblo bueno y sabio, pero pobre..?

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