"No hay advertencia que nos impida salir de nuestra casa, la vida tiene que continuar", comenta Erick,de 23 años, que ha decidido no seguir las instrucciones de mantenerse en casa.

Cree que no está en peligro e ignora que él podría contagiar a sus familiares ancianos. “No creo que el encierro sea una opción”, señala. Son pocos los capitalinos que pasean en los alrededores de la Alameda Central en la capital del país. Los establecimientos como cafeterías y restaurante han sido los primeros afectados por esta pandemia.

Miriam, madre de dos niños, ha optado por no acatar las indicaciones de la cuarentena para pasar tiempo con sus pequeños. “Hay una crisis, pero no es motivo para detenernos, prefiero que mis hijos salgan y se distraigan a tenerlos encerrados en casa”, comenta.

Son pocos, pero aún los hay y ayer salieron a la calle, contra toda recomendación.