Opinión

Los signos religiosos en las fiestas patrias

Los signos religiosos en las fiestas patrias

Los signos religiosos en las fiestas patrias

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Septiembre es el mes de la patria porque en estas fechas se recuerda el inicio de la lucha por la independencia de México, por parte del Cura Miguel Hidalgo y Costilla, y también la heroica gesta de los Niños Héroes en la defensa del Colegio Militar que estaba ubicado en el Castillo de Chapultepec, frente a la invasión del ejército estadounidense.

En cuanto a la lucha por la independencia, fueron unos 400 curas los que de alguna manera se involucraron en este movimiento, ya sea de forma activa, como fue el caso de los curas José María Morelos, Mariano Matamoros, o como ideólogos, como ocurrió con el precursor Fray Melchor de Talamantes, Fray Servando Teresa de Mier, y otros más como José María y Cos, a quienes los propios realistas calificaban como uno de los cerebros más organizados, y los canónigos de la Catedral de México José María Alcalá y Orozco, y el padre Matías de Monteagudo quien fue uno de los firmantes del Acta de Independencia.

También hubo clérigos que simpatizaron con la causa española, principalmente entre los de jerarquía, y también los hubo neutros que se concretaron a la vida pastoral.

Hay nombres que son poco conocidos, como Juan Miguel Correa, Francisco Sánchez, José Martínez, Juan Antonio Magos y Juan Bustamante, quien llegó a tener un ejército de seis mil hombres, todos ellos nada más del Estado de Hidalgo.

En Zacatecas destacaron los curas Guadalupe Díaz, José Pablo Calvillo; en Michoacán Fray Vicente Santa María, el Dr. Antonio María Uraga, párroco de Maravatío y egresado del seminario de Valladolid, Manuel Ruiz de Chávez, cura de Huango; el padre Marcos Castellanos, José Martín García de Carrasquedo, o el religioso mercedario Luciano Navarrete.

En Guadalajara sobresalieron los presbíteros José María Mercado de Luna, Nicolás Nava, Joaquín Oviedo, y Felipe de Jesús Conejo; el Puebla y Tlaxcala José María Sánchez de la Vega, Antonio Martín Pérez Martínez, José Rafael Tárelo; en Oaxaca el padre Manuel Sabino Crespo, el más renombrado, y en Veracruz José María Fernández del Campo, Mariano de las Fuentes de Alarcón y el Padre Sánchez.

El número de clérigos involucrados es alto si tomamos en cuenta que el sacerdote historiador Mariano Cuevas calcula que, por aquellos años, en la extensa Arquidiócesis de México, había 2 mil 657 eclesiásticos.

Otro de los datos relevantes, poco conocidos, es que la campana que hizo sonar en su parroquia el cura Hidalgo estaba dedicada a San José, por lo que, en cierto modo, es patrono de la causa libertadora de México.

De igual manera, el estandarte que el Padre de la Patria tomó del santuario de Atotonilco, en Guanajuato, y lo uso como bandera del ejército insurgente, tenía la imagen de la Virgen de Guadalupe, que por aquellos años era venerada y querida por todas las castas sociales, y en respuesta a este gesto, el ejército realista acudió a la Virgen de los Remedios, que fue traída a Nueva España por un soldado de la tropa que acompañó a Hernán Cortés.