Escenario

Luciérnagas y los migrantes que encuentran su destino

La cineasta iraní Bani Khoshnoudi estrena en México un filme que aborda el tema desde el punto de vista de la intimidad homosexual y la aceptación de los otros; se filmó en el Puerto de Veracruz

La cineasta iraní Bani Khoshnoudi estrena en México un filme que aborda el tema desde el punto de vista de la intimidad homosexual y la aceptación de los otros; se filmó en el Puerto de Veracruz

Luciérnagas y los migrantes que encuentran su destino

Luciérnagas y los migrantes que encuentran su destino

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Migración y exilio son los dos temas que más le fascinan a la cineasta iraní Bani Khoshnoudi. Ella nació en Teherán en 1977 pero dos años después emigró con su familia a Estados Unidos, en donde creció y estudió Fotografía y Cine en la Universidad de Texas. Como los migrantes en movimiento, un día llegó a México y a través de su propia historia y una noticia sobre un caso especial de migración, se inspiró para rodar en el puerto de Veracruz su más reciente filme Luciérnagas.

“El año que llegué a México, en el 2009, tuve oportunidad de viajar a Veracruz. Me fascinó por toda su historia de migración y exilios, por su pasado y por un presente un poco amargo que vive”, dijo la realizadora, en entrevista con Crónica, a propósito del estreno de su filme, el cual llega este fin de semana a la cartelera comercial, luego de una exitosa corrida festivalera, que comenzó hace un año en la competencia principal del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

“Al mismo tiempo leí la historia de un joven iraní que había llegado al puerto por equivocación, después de esconderse en un barco desde Grecia. Yo trabajo muchos temas de migración y no me imaginaba que podría haber una persona que llegara de esa forma a México desde mi región. Lo más interesante es que este iraní había decidido quedarse aquí, casarse y vivir”, agregó.

Así nace Luciérnagas, filme que relata la historia de Ramin (Arash Marandi), un joven iraní que llegó por error al puerto de Veracruz, lugar del que quiere salir para regresar con sus seres queridos, quienes poco a poco parecen olvidarlo. La tristeza, la culpa y la búsqueda de una mejor vida lo sumen por momentos en la desesperación; sin embargo, en México comienza a descubrir una vida más libre para las personas homosexuales.

“En Irán hay una comunidad LGBT como hay en todos lados solo que no está permitido vivirlo abiertamente. Hay mucho más vida subterránea y peligro alrededor de esto porque la homofobia no sólo existe, sino que es la línea oficial del gobierno y la gente es muy violenta al respecto”, explicó la cineasta.

“Lo que descubrí en mi investigación, a través de jóvenes que conocí en Turquía, ya en su etapa de exilio, era que estaban escapando no sólo del gobierno y la situación política, sino también de sus familias, porque incluso ahí no podían decir sus preferencias; cuando les llegaban a decir a sus seres queridos les provocaban vergüenza y eso los hacía irse de sus hogares”, continuó.

“En México, en comparación con muchos lugares en el mundo donde he viajado, hay una tolerancia al homoerotismo, cada vez es algo más normal que entre hombres o mujeres se les vea como pareja en la calle; creo que hay muchos países de Latinoamérica donde hay más homofobia que aquí”, añadió.

La vida de Ramin se conecta en la historia con la de Guillermo (Luis Alberti), un migrante centroamericano que viene de un contexto muy distinto; su relación en la pantalla se vuelve una profunda reflexión sobre las masculinidades:

“Pensé en migrantes que vienen de contextos muy machistas y por eso el personaje de Guillermo, quien está explorándose con incertidumbre, descubre algo encontrándose con Ramin, se cuestiona su masculinidad construida en un contexto de violencia, que le permite liberar sus propios deseos”, dijo Koshnoudi.

“No quería hablar de la migración como siempre se habla, de los que se van al norte o al sur por Chiapas, quise hacer algo más íntimo pensando en la experiencia del migrante, de lo que vive en su interior, queriendo despertar a alguien de una comunidad que es tabú”, agregó.

Por su parte, el tercer personaje central del filme es Leto (Edwarda Gurrola) una joven que vive la migración desde la posición del que se queda; que cuida a su tío mayor y trabaja en un hostal familiar en el Puerto de Veracruz. En el filme vive el regreso de su expareja, quien viajó a EU en busca del sueño americano, pero ahora Leto no es la misma de antes:

“Ella es la más fuerte de los tres personajes porque tiene la raíz más echada y toma la decisión de quedarse donde está aunque en eso se le vaya la vida. Pero se queda porque piensa que tal vez aquí la vida es mejor, además de tener que cuidar de su tío, algo que es interesante y de lo que casi no se habla, porque nos dice que no sólo los que se van la tienen complicada, ya que los que se quedan también tienen cuestionamientos de cómo vivirlos, sobrevivirlos, cargar con ellos o sacrificar su vida”, dijo Edwards Gurrola, también en entrevista.

“Es muy generosa pero también muy reservada porque vive en el contexto del puerto, que todo mundo viene y se va, incluso en el propio hotel la gente se queda un día o poco más y luego se va. Tiene que lidiar con la partida todo el tiempo. Luego llega Ramin y le da ternura y decide ayudarlo porque también ve reflejado el deseo y la búsqueda del amor”, complementó.

Finalmente, cabe decir que el nombre de “Luciérnagas” no se menciona en ningún momento en la película; sin embargo, es una metáfora meticulosa que la cineasta ha retomado: “Luciérnagas es un título metafórico que está inspirado en un ensayo escrito por Pier Paolo Pasolini, en 1962, en el que habla de la desaparición de las luciérnagas, que para los italianos quiere decir prostitutos. Habla de cómo desaparecían de la periferia de Roma, por el hecho de que había más represión y juicio hacia ellos”, explicó.

“Ese ensayo fue retomado por un filósofo francés llamado Didi-Hugerman, donde habla de las luciérnagas como esta gente marginada pero que precisamente logran hacer existencia porque echando luces intermitentes pueden llegar a hacer contacto. Fueron dos textos que me acompañaron desde la escritura hasta el final de la película y me hicieron pensar que podemos encontrar esas luces en el puerto”, concluyó.