“Un libro nos acompaña sin melindres. Me inclino por el libro impreso, verdadero amigo. Al leerlo ejerzo mi libertad sin depender de nadie, ni de wifi. Aun con corte de luz basta una vela, un fueguito, el sol. Batería recargable desde lo espiritual”, pronunció Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938) ayer durante la apertura del Salón Literario Carlos Fuentes de la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

La  escritora argentina y autora de Peligrosas palabras dio lectura a su conferencia magistral portando, a manera de brazalete, un pañuelo verde, símbolo de la lucha feminista en América Latina. En su discurso la autora reflexionó sobre los libros impresos, los algoritmos y el poder de las mujeres en el siglo XXI.

“Brego por el uso del lenguaje inclusivo. El lenguaje es político, bien sabemos, y los posibles cambios al respecto van más allá de una mera formalidad, cuestionan directamente en el hoy llamado sexismo lingüístico”, dijo.

Valenzuela defendió el uso del lenguaje inclusivo, el uso de la letra “e” para sustituir la “o” y recordó la feliz convivencia, apoyada por la lengua, de hombres, mujeres y muxes en Oaxaca.

“En estos tiempos mutantes y acelerados, en los que géneros literarios y géneros sexuales se confunden e imbrican [...] es sabido que en la región del Istmo de Tehuantepec los tres géneros conviven: hombres, mujeres y muxes, tercera denominación reconocida y celebrada desde la época prehispánica”, explicó.

La autora también recordó su amistad con Carlos Fuentes y recibió la Medalla Carlos Fuentes de manos de Silvia Lemus, viuda del escritor mexicano.