El presidente de Francia, Emmanuel Macron, contra las cuerdas luego de cuatro fines de semanas de graves disturbios causados por la rebelión de los “chalecos amarillos”, pidió ayer a su par estadunidense, Donald Trump, que deje de inmiscuirse en los asuntos internos del país.

“No hacemos consideraciones de la política interior estadunidense, y queremos que sea recíproco”, declaró su canciller, Jean-Yves Le Drian, luego de asegurar Trump que la subida de la gasolina, causante de la ola de protestas, es consecuencia de los Acuerdos de París para combatir el cambio climático, del que el republicano sacó a Estados Unidos nada más llegar al poder.

“No tomamos partido en los debates estadounidenses. Déjenos vivir nuestra vida de nación”, repitió el jefe de la diplomacia francesa y se burló del tuit de Trump en el que aseguró que los manifestantes coreaban en París: “¡Queremos a Trump!’ Me encanta Francia”.

“Que yo sepa, los franceses no lanzan proclamas en inglés”, declaró, luego de señalar que el video que vio Trump fue el de un puñado de seguidores británicos que saludaron su presencia en Londres.

Mientras tanto, el presidente Macron anunció ayer que se reunirá en persona con sindicatos y la patronal para buscar una salida a la crisis, que ha hundido su imagen y ha puesto a su gobierno en una situación difícil.