El desafío de los jóvenes de Hong Kong contra el régimen comunista chino y contra el servilismo de las autoridades de la excolonia británica escaló ayer peligrosamente, luego de que más de cinco mil manifestantes prodemócratas tomaron por asalto el aeropuerto hongkonés, uno de los más transitados de Asia, obligando a las autoridades locales a cancelar todos los vuelos programados.

La toma generó el caos, con miles de pasajeros de todo el mundo confundidos y atrapados en las salas del aeropuerto. El gobierno de Hong Kong, leal a Pekín, anunció que espera reanudar los vuelos hoy martes, pero urgió a los pasajeros a que no acudan al aeropuerto ese día a menos que se hayan confirmado sus vuelos.

CONTRA REPRESIÓN POLICIAL. Los manifestantes que se congregaron en el aeropuerto lo hicieron para protestar contra el uso de la fuerza por parte de la policía durante el pasado fin de semana, en que hubo graves enfrentamientos como los constatados en una estación de metro donde agentes antidisturbios dispersaron a la multitud con gas lacrimógeno y hubo 45 heridos. LA IRA DE PEKÍN. El régimen del presidente Xi Jinping juzgó el asalto con más dureza de la habitual al calificar de “violencia extrema" los “ataques" de manifestantes a comisarías y policías. “Los manifestantes radicales usaron armas peligrosas contra el cuerpo policial, y esto constituye un serio delito penal y una señal de terrorismo", declaró Yang Guang, vocero del gobierno chino.

“Estos actos ponen en peligro el orden jurídico y social de Hong Kong, y son una grave amenaza para la gente de Hong Kong”, advirtió y pidió a la policía local “restaurar el orden, sin vacilación o misericordia”.

TANQUES EN SHENZEN. Más inquietante aún fue el video difundido por la televisión del régimen en el que, con música épica, mostró tanques en Shenzhen, ciudad que hace frontera con Hong Kong, un mensaje que retrotrae los tanques que aplastaron la revuelta de Tiananmen hace 30 años.