Opinión

Martino, un asunto de personalidad

Martino, un asunto de personalidad

Martino, un asunto de personalidad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Y finalmente llegó el día… Gerardo Martino fue presentado como técnico del Tri en un ambiente donde hay que destacar, no hubo el escepticismo que sí, en cambio, se dio cuando llegó Juan Carlos Osorio. Claro, también entre los técnicos hay categorías. Y es evidente que aunque Martino no haya ganado nada con el Barcelona o con la Selección de su país, al final de cuentas, en México no hay nadie que haya dirigido, ni al Barça, ni a la albiceleste.

Y eso de que “desaprovechó” la presencia de Messi en su paso por Cataluña y con el equipo nacional de su país, es relativo. Martino no juega, dirige, y bajo ese tenor habría que recordar que Argentina no ha ganado nada con él, pero tampoco lo hizo con Bielsa o con Pasarella, con Pekerman o Maradona. Para ser más precisos, la albiceleste sólo fue campeona del mundo con Menotti y con Bilardo, y la última vez que eso sucedió fue cuando la mayoría de los aficionados al futbol de nuestro país, aún usaban su andadera o brincaban entre las cobijas de su cuna, hace 33 años. Es más, el propio Carlos Salvador regresó a una final en Italia 90 y no pudo ganarla.

Por ahí está el paso de Alfio Basile que ganó la Copa América en 1991 y luego en el 93, a México por cierto, y antes de despedirse en los octavos de final del Mundial del 94 con Maradona dopado, se llevó en la frente aquel humillante 5-0 ante Colombia en la eliminatoria en el Monumental de River que los mandó a Australia al repechaje para poder viajar a Estados Unidos, y aunque no estaba Maradona, sí estaban Batistuta, Simeone, Redondo y Ruggeri.

Y Martino además puede darse el lujo de decir que jugó dos Copas América, y aunque no las ganó, se fue invicto de ambas perdiendo en penales a manos de Chile y Jorge Sampaoli, cuya magia se desvaneció también cuando estuvo al frente del cuadro argentino y se tuvo que ir de ladito tras una trastabillante eliminatoria y un Rusia 2018 para el olvido, donde, para quien insista en el tema, también estaba Messi. Entonces…

Entonces, Gerardo Martino puede o no ser del agrado de cierto sector del público, pero de que llega a México precedido de un currículum muy superior al del “científico” Osorio, eso no se puede dudar. Además, llega en un momento en que el futbol mexicano también está cambiando, y no sólo hablo de los “Chuckys”, los “Gutis”, o los “Lainez”, sí hay jugadores jóvenes, pero también hay un directivo joven que se llama Yon de Luisa en el puesto de presidente de la Federación Mexicana de Futbol, quien aún cuando aparecería más ligado que el propio Decio de María a Televisa, la verdad es que los “tentáculos” que en otro tiempo pudieron haber sujetado a la Selección Nacional a los caprichos y veleidades de la televisora, él forma parte de un cambio que se nota, se siente, se perfila…

No espere usted ver a Martino haciendo comerciales, algo que dudo mucho, casi le puedo asegurar que no existe en su contrato, y lo más importante será ver que se respete su autoridad como técnico nacional, aunque hay algo que no se va a poder quitar de encima que son los “partidos moleros”, en parte además porque de ahí saldrá el espléndido sueldo que estoy seguro va a devengar.

Hay una abismal diferencia entre Osorio y Martino, y se nota desde el primer momento. Llegan por intereses diferentes. Osorio necesitaba una tribuna y la tuvo con el Tri. Martino llega porque le han ofrecido un trabajo con un equipo seductor, donde pagan bien, pero sobre todo, donde podrá potencializar las enseñanzas acumuladas en los 12 años que han pasado desde que México, con Hugo en el banquillo, le propinó aquel devastador 6-0 en Maturín en la Copa América de Venezuela donde uno de sus actuales jefes, Gerardo Torrado, se hizo presente en el marcador, lo mismo que el gobernador Cuauhtémoc Blanco. Y no crea usted que del otro lado había novatos, en la cancha defendiendo la casaca guaraní figuraban Darío Verón, Paulo Da Silva y Roque Santa Cruz, y al quite entraron Salvador Cabañas, Enrique Vera y en la banca se quedaron Nelson Cuevas y Dante López, si los nombres le suenan es porque todos ellos triunfaron (excepto Roque) en el futbol mexicano.

Hace no muchos meses me decía Menotti allá en Buenos Aires que al futbol mexicano le faltaba casi nada para dar el gran salto. Puede ser que el último empujón que haga falta a la par de la incorporación del nuevo talento, sea un técnico con personalidad, alguien que como decían en Argentina cuando estaba al frente de la albiceleste, lo hacía con TEMPLANZA…

Eso me parece su mejor atributo, un técnico que no entrará en pánico como no lo hizo en España o Argentina y que llega además, con la inercia de haber sido campeón en su última aventura como entrenador, mucho de lo que aquí necesitamos, con la ventaja de que en la Femexfut se van a ahorrar las plumas de colores...

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