Opinión

Más viñetas de la pandemia

Más viñetas de la pandemia

Más viñetas de la pandemia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

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Me bañé, me rasuré, me puse una camisa impecable y recién planchada, me puse un pantalón que no había estrenado desde la navidad ... para ir al Oxxo.

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Contra la pandemia (el encierro prolongado y sus fatigas), contra las tribulaciones laborales y económicas, contra el desamor y sus demonios, contra el insomnio —que se obstina— siempre me queda un último refugio: la literatura. Ahora mismo unos cuentos de Chejov me protegen y ponen a buen resguardo.

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Extraño una pasta y un vino sentado frente a un parque, extraño ver un partido de béisbol y una tarde en la Cineteca. Extraño a mi novia. Siguiendo a Benedetto Croce, extraño a mi historia como hazaña de la libertad.

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Pequeña crónica (aforística) de los días de guardar. “Leer mientras se oye el tictac del reloj, lectura responsable. Leer con todos los relojes parados, lectura feliz”. Elias Canneti.

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Nota insomne: ansiedad mata Rivotril.

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Quisiera proponerles a mis colegas y vecinos de las redes el reto de no proponer ni aceptar ningún reto más.

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Instrucciones de Julio Cortázar para sobrellevar la cuarentena. “Las costumbres son formas concretas del ritmo, son la cuota de ritmo que nos ayuda a vivir” (Bestiario).

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Ensayé greguerías y otros distractores. Cociné, limpié, leí. Leí, limpié, cociné. Vi Netflix. Inventé y reinventé —construí y deconstruí— el circular universo de lo doméstico. Se agotaron mis recursos. Estoy solo, confinado y exhausto de mí.

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Cerca de mi casa veo a tres jóvenes sentados en la entrada de un negocio de hamburguesas a la espera de pedidos para repartir por entrega a domicilio. Es un negocio modesto pero bien puesto, decorado con esmero, juvenil y esperanzado. Los tres llevan puestos el mandil negro y la gorra con el logotipo de su negocio. Me conmueve ver la cara de angustia del dueño, que mira al vacío con el celular en la mano, dos empleados a su lado hurgan también en sus celulares. Esperan. Sólo esperan. La escena, perturbadora y triste, resume nuestro presente.

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En el confinamiento leo mucho de historia. Hoy, diez de mayo, día de las madres, me encuentro con la última carta, a punto de ser fusilado, de un militar a su madre durante el imperio de Maximiliano. Este breve mensaje vale más que mil canciones de Denisse de Kalafe:

“Hoy he caído prisionero y mañana seré fusilado. Muero a los 33 años. En esta hora suprema es mi consuelo legar a mi familia un nombre sin tacha. Mi crimen fue pelear por la independencia de mi país. Por eso me fusilan, madre mía, porque cumplí con mi deber y con mi patria”. General José María Arteaga, carta de despedida a su madre la víspera de su ejecución a manos del ejército intervencionista francés, el 13 de octubre de 1865.

Tras el fusilamiento del general Arteaga, que violaba la convención de respetar la vida a los prisioneros de guerra, 200 prisioneros belgas, capturados por el ejército mexicano, mandaron una carta a Maximiliano en la que repudiaban la medida y temían por sus vidas como un acto de revancha. “En todos los países civilizados se respeta la vida de los prisioneros de guerra. Nosotros belgas, que hemos venido a México para servir de escolta a nuestra princesa Carlota, podríamos pagar con nuestra sangre su delito. (…) El ejército liberal se ha mostrado mucho más celoso del respeto a la ley que el vuestro. Protestamos con el más inmenso fervor contra este acto indigno”.

Sus vidas, en efecto, fueron respetadas y lograron la libertad semanas más tarde en un intercambio de prisioneros.

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“Este país es mejor que su reputación (...) el país no es ni ultra católico ni reaccionario, la influencia del clero es casi nula, (...) pero el país no es todavía liberal en el buen sentido de la palabra”.

“Juárez es un verdadero patriota, tiene las mejores intenciones respecto de su país, en todas las discusiones lo defiendo y siempre reconozco cuán útil le ha sido a México en muchas cosas”

Maximiliano de Habsburgo, carta al barón de Pont, diciembre de 1865.

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Para reimaginar el sábado mi hijo Sebastián y yo jugamos al juego de la pintura revisitada. Así quedó:

edbermejo@yahoo.com.mx
Twitter: @edgardobermejo