Es un grupo que se ha apoderado de un corredor que va de la Alameda al Palacio de Bellas Artes, se disfrazan de boleros pero en realidad intimidan y extorsionan a los pocos paseantes que quedan en la zona. Uno de los tipos se agacha hacia los zapatos de la víctima y frota brevemente el calzado con una brocha, cuando el “cliente” rechaza el servicio, el tipo dice que ya gastó jabón y que le deben 90 pesos. Luego dos tipos más rodean a la víctima y la situación se torna cada vez más amenazadora.

“No acepté que me bolearan mis zapatos y terminaron quitándome $30 pesos”, comenta Luis, una de las víctimas de este grupo de este sábado, “me dijeron que tenía que dar el dinero o iba a valer madres”.

Crónica pregunta a los policías que recorren la zona por qué permiten esto y señalan que han sido agredidos e incluso amenazados por estas personas al tratar de remitirlos por alguna queja ciudadana.

Crónica ha seguido a estos tipos durante más de 3 meses, antes de la crisis del COVID-19. De vérseles poco, ahora son los amos de la zona.

Distribuidos en por toda la Alameda Central, estas personas realizan rondines constantes, eligen a su víctima, mientras las autoridades prefieren voltear a otra parte. Un trabajador de una oficina en el área señala que se trata de una banda de 10 personas que se reúne atrás del Metro Hidalgo. “La verdad no conviene tener broncas con ellos, a mí me tocó ver como una de esas personas descalabró a un policía con su cajón para bolear”.

La pandemia generada por el coronavirus no parece ser un problema para estas personas que continúan libremente hostigando a los turistas y transeúntes de la zona.

“De a 10 la boleada” se les escucha decir aunque la realidad es otra, después de simular que han iniciado la limpieza de un calzado, “la tarifa” aumenta a 90 pesos obligatorios.

–Qué abus, ¿50 pesos por echarle espuma a mi zapato?, yo te dije que no quería –dice un joven en compañía de su pareja quien ha sido abordado por los vándalos. Aún no se ha dado cuenta de qué se trata el asunto.

–Aunque sea para el chesco, de todos modos, tu zapato ya está limpio –le responde el falso bolero.

–No, eso es abuso.

Entonces el muchacho se ve rodeado por el bolero y dos tipos más. Exigen a la pareja que pague el dinero, de manera cada vez más violenta. Los jóvenes terminan entregando 20 pesos.

Como el muchacho se queja cuando ya se retira, los tipos lo encaran y vuelven a amenazar. El muchacho se da cuenta de que está solo y que tanto él como su chica corren peligro.

Así, todos los días y a todas horas. La Alameda Central tiene nuevos dueños a los que los elementos policiales temen y no pueden frenar.