Opinión

#MeToo en México

#MeToo en México

#MeToo en México

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Finalmente llegó el #MeToo a México y sobre todo al mundo cultural. Si hace un año trató de aterrizar en el país con las denuncias de actrices y deportistas en el espacio periodístico de Carmen Aristegui sin mucha resonancia y poca investigación de parte del equipo de la periodista, ahora Twitter ha sido la plataforma para impulsar el movimiento a través de cuentas y hashtags como #MeTooPeriodistasMexicanos, #MeTooMusicaMx, #MeTooCineMx, #MeTooEscritoresMexicanos y #MeTooAcadémicosMexicanos.

El movimiento mundial ahora en México tiene el apoyo de miles de mujeres que conocen y saben en primera persona que se habla, muchas veces, de las violencias y abusos no cuando suceden, sino cuando se puede.

#MeToo en México está demostrando y poniendo nuevamente en la mesa el machismo, la misoginia y la impunidad de muchos escritores, periodistas, cineastas, productores, músicos y académicos, que desde sus posiciones de poder ejercen violencia sobre las mujeres.

Si eres mujer y alguna vez has trabajado en el mundo cultural y periodístico mexicano estoy casi segura de que has presenciado o has sido víctima de  acoso sexual y laboral. Y realmente no estás sorprendida pero si ofendida de que durante muchos años todas y todos nos hayamos mantenido en silencio. En ese consentimiento colectivo, en el silencio aterrador. Tratando de justificar e ignorando los hechos. De intentar mantener tu trabajo, pese a tener que laborar con un acosador, golpeador y hasta violador.

El movimiento está teniendo respaldo de escritoras, directoras, periodistas, productoras y de instituciones, al contrario de su primer intento. Aunque claro, todavía existen miedos y cuestionamiento a la forma en cómo se realizan las denuncias. Es entendible. El anonimato trae consecuencias y problemas reales. Sobre todo cuando los testimonios no son tan detallados y sólo se mencionan los nombres de los abusadores.

Pero también tenemos que entender que la violencia sexual contra las mujeres está tan normalizada que expresarla o denunciarla genera más problemas para la víctima que para el acosador o el violador.

A las mujeres se les culpa, juzga o ignora cuando exponen o denuncian las violencias. En muchos casos, por ejemplo, cuando las mujeres son acosadas sexualmente en sus trabajos son ellas las que son despedidas, ofendidas y nuevamente humilladas.

El eco en  Twitter es un grito colectivo de #YoTeCreo. Un grito justo y necesario en un mundo cada vez más violento contra las mujeres. Un mundo en el que nos sentimos amenazadas y por ello gritamos todas juntas usando la tecnología y las redes sociales para que nos escuchen y nuestras voces no sean acalladas. Silenciadas por la normalidad.

Este ejercicio de alzar la voz tiene efectos positivos y negativos. Me concentro en los positivos porque son los que permiten cambiar y repensar la forma en cómo se establecen las relaciones humanas. Las relaciones de poder entre hombres y mujeres. En #MeToo está permitiendo que seamos críticos. Que escuchemos a aquellas que no han tenido voz. Y sobre todo, que aquellos que han ido violentando a las mujeres reflexionen sobre sus actos.

Seguramente muchos ahora tienen miedo de que sus nombres aparezcan, porque saben muy dentro de sí que saldrán esas violencias ejercidas. Esas violencias que fueron acalladas, pero que ahora pueden explotarles en la cara. Y que seguramente tendrán consecuencias cuando antes no tuvieron.

Les queda enfrentarlo. Repensarse. Reconstruirse. A las instituciones que toman partido, evaluar cada denuncia e investigar más si no quieren caer en linchamientos. Pero siempre entendiendo que este ejercicio de alzar la voz nos hace avanzar para tirar las estructuras que someten a una gran parte de la población. Ese sistema va a caer. Tiene que caer.

@wendygarridog

wengarrido@gmail.com