Miscelánea de horripendos casos
De rigurosos luto deberemos estar en el mundo entero, por cuanto este
pasado lunes fueron secuestrados y posteriormente arteramente asesinados dos experimentados y muy entusiastas documentalistas españoles a los que cruelmente les fue arrebatada la vida mientras realizaban un reportaje sobre
la caza furtiva en Burkina Faso, África, dizque “tierra de hombres honorables”. Grabémonos sus nombres: DAVID BERIAIN y ROBERTO FRAILE, y empujemos justicia al más alto nivel. No sólo para que paguen sus asesinos… que perfectamente estarán identificados… sino por sus desolados padres, hermanos, viudas, huérfanos y amigos, pero más que nada para detener de una vez por todas ese atentado a la Naturaleza, que sigue acumulando conteo de vidas humanas eliminadas al intentar defenderla.
UN PULPO EN LOS ÓSCARES… atendí la aburrida ceremonia de premiación anual a las obras cinematográficas, claro, apostando a favor de que se otorgaría el reconocimiento al documental My octopus teacher, tal como sucedió y que no podía ser menos en un evento que destacó por una corrección política acorde a los tiempos. Se trata de un trabajo que mueve y conmueve hasta las lágrimas, y por lo que sigo sin entender la razón por la que pese a reconocerse científicamente la inteligencia y habilidad de estos moluscos, sólo por tratarse de seres invertebrados, tal como las langostas, queden siempre fuera de las leyes de protección y/o de la normativa para su manejo y matanza que… no sé si en otras partes, pero aquí en México y concretamente en Yucatán, la “técnica” es crudelísima, partiendo de precisa descripción de pescador experto que describe su captura por la cabeza con una mano, para con la otra y a velocidad mil atravesarles una rajada de ojo a ojo mientras el animal se retuerce y “mueve los brazos por última vez”. Quien coma pulpo, entérese, es cómplice de esta barbaridad, y...
SOBRE LA CADA VEZ MÁS TERRIBLE SEQUÍA… de nueva cuenta nuestra testarudez humana arrecia en el punto, descrito majestuosamente por Rafael Cardona -periodista sagaz e informado, compañero-estrella en estas mismas páginas de La Crónica- que de manera impecable y un tanto poética pero atronadora, expresó: El hambre crónica de un campo yermo y seco se agrava con la peor sequía de los últimos tiempos y frente a ella nada se hace… el ganado se muere de sed (y hambre) en medio de polvorones de tierra marchita y agrietada en cicatrices de sequedad… Tras ello, ¿qué agregar? Más nada…