Opinión

Mujeres, arte y cultura, víctimas del talibán

Mujeres, arte y cultura, víctimas del talibán

Mujeres, arte y cultura, víctimas del talibán

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Veinte años de esfuerzos del mundo occidental por llevar desarrollo y bienestar a Afganistán se esfumaron en un solo día.

El talibán se apoderó de Kabul. El presidente Ashraf Ghani huyó cobardemente sin poner resistencia. Estados Unidos, presa de pánico y egoísmo, desalojó la fortaleza que tenía como embajada, dejando atrás en riesgo de muerte a quienes colaboraron con ellos, a la vez que traicionó y abandonó a su suerte a todas las mujeres.

El talibán siempre ha dejado claro que lucha por imponer una rígida interpretación del Islam, que incluye graves restricciones a la vida diaria de mujeres y niñas, muchas de ellas pertenecientes a una nueva generación que nunca antes vivió bajo la ley Sharia que les impide todo y las condena a la ignorancia, a estar en casa y a depender y obedecer al hombre.

Tras la invasión de las fuerzas estadounidenses que derrcaron a los talibanes, luego de los ataques terroristas a Washington y Nueva York en 2001, las mujeres afganas cobraron vida y fueron un sector determinante en el desarrollo y futuro de su país. Ahora, de la noche a la mañana, su mundo se derrumbó.

En las últimas 48 horas, presas de miedo muchas de ellas se han apresurado a conseguir un burka, la especie de bata holgada que las cubre todas y las deja sin identidad. Los salones de belleza han cerrado sus puertas y los comercios han tapado con pintura toda publicidad con fotos de mujeres, sobre todo las que lucen maquillaje o vestido de novia.

Reportes de prensa hablan de jovencitas de 15 años o menos, forzadas a casarse con los combatientes islámicos, mientras es claro que ninguna niña de más de 12 años podrá seguir estudiando o salir a la calle si no es acompañada de un varón. En las universidades se les ha dicho a las estudiantes que no regresen, igual a las empleadas de bancos y oficinas y a las que tenían posiciones como juezas o en política.

Y si el talibán castiga a los hombres que escuchan música, podemos imaginar cómo se ensaña con las mujeres. La música de toda clase está prohibida. No sólo la extranjera sino la que es su propia herencia cultural. Los instrumentos son destruidos, los músicos son golpeados y se prohíbe el uso de radio y televisión. Con esto, el Talibán lo que busca es tener control absoluto sobre la población, porque, de acuerdo a los expertos, no hay nada en el Corán que explícitamente dicte estar en contra de música o ningún otro tipo de arte.

Algunos dicen que el talibán de hoy es mucho más abierto que el del pasado y que sus líderes son diferentes y con otras actitudes, pero es obvio que en cuanto a cultura, artes y las mujeres, son exactamente los mismos opresores de siempre. Si bien han ganado poder y territorio, no han ganado el corazón y la mente de la gente.