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Mujeres en los Premios Ariel: Una constante lucha contra la desigualdad

En la historia del certamen sólo en una ocasión ha habido una ganadora a la Mejor Dirección y 16 nominadas, contando la edición de este año.

En la historia del certamen sólo en una ocasión ha habido una ganadora a la Mejor Dirección y 16 nominadas, contando la edición de este año.

Mujeres en los Premios Ariel: Una constante lucha contra la desigualdad

Mujeres en los Premios Ariel: Una constante lucha contra la desigualdad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En el cine mexicano, de acuerdo con estudios de Debra Zimmerman, María del Carmen de Lara y Márgara Millán, el 42% de los cineastas son mujeres, sin embargo han denunciado que existe una alarmante discriminación a ellas que les impide tener acceso a los recursos en la misma medida que los hombres. De los apoyos entregados por FOPROCINE y FIDECINE entre 1998 y 2016, los proyectos de mujeres directoras recibieron solamente el 18.6% del apoyo económico mientras que el entregado a hombres directores fue del 81.3%.

En una investigación impulsada por el festival MIC Género publicada en el libro Representaciones de género en la Industria Audiovisual, en el que se toma como objeto de estudio a las diez ­películas mexicanas más taquilleras (con espectadores en México y Estados Unidos) entre 2013 y 2016, figura que ninguno de los filmes más exitosos de México es dirigido por una mujer. De acuerdo el Anuario Estadístico del cine mexicano 2018, durante el año pasado de los 183 filmes producidos (cifra récord) sólo 47 fueron dirigidos por mujeres.

En los Premios Ariel, que reconocen lo mejor del cine mexicano, se pueden contar a las 14 únicas mujeres que han tenido una nominación a la Mejor Dirección en las 60 ediciones que se han entregado los premios, más las dos nominadas de este año. La primera en lograrlo fue Marcela Fernández Violante (De todos modos Juan te llamas, 1976; Misterio, 1981); a ella le siguieron María Novaro (Danzón, 1992; El jardín del Edén, 1995), Dana Rotberg (Ángel de fuego, 1993), Guita Schyfter (Novia que te vea, 1994), Maryse Sistach (Perfume de violetas, 2001)…

Les siguen Lydia Zimmerman (Aro Tolbukhin, 2003 —junto a Agustí Villaronga e Isaac P. Racine —), Mariana Chenillo (Cinco días sin Nora, 2010), Paula Markovitch (El Premio, 2013), Claudia Sainte-Luce (Los insólitos peces gato, 2014), Mitzi Vanessa Areola (La 4a Compañía, 2017 —junto a Amir Galván Cervera—), Tatiana Huezo (Tempestad, 2017) y en la más reciente edición, en un hecho inédito hubo tres nominadas: Lucía Gaja (Batallas íntimas, 2018), Natalia Beristáin (Los adioses, 2018) e Issa López (Vuelve, 2018). Este año hay dos nominadas: Lila Avilés, por La camarista, y Alejandra Márquez, por Las niñas bien.

De ellas sólo Tatiana Huezo ha podido ganar el premio. En Mejor Película, solamente tres mujeres han alzado el máximo galardón: Mariana Chenillo (Cinco días sin Nora, 2010), Paula Markovitch (El premio, 2013) y Mitzi Vanessa Areola junto a Amir Galván Cervera (La 4a Compañía, 2017).

Y es que las historias de adversidad a las que se han enfrentado las cineastas y artistas mexicanas han ocurrido en los todos niveles. La productora Bertha Navarro dijo en el festival de cine de La Habana que llegar a tener reconocimiento “no fue fácil siendo mujer en un país tan misógino como México; muchos me querían tratar como asistente del director”, expresó.

En una conferencia, Patricia Riggen (Los 33) compartió que al entrar a la industria a finales de los 90 y principios del nuevo milenio, no se le permitía ser directora, “en México de ese entonces se nos daba la oportunidad de ser productoras; se nos daba la oportunidad de ser guionistas. Entonces me hice guionista y me hice productora. Y aunque tenía éxito y me iba muy bien, decidí darme la oportunidad de realmente encontrar quién era yo”. Así viajó a EU para seguir su vocación, en donde encontró “un espacio muy democrático” para mujeres y hombres en cuestión de dirección.

Elisa Miller, ganadora de la Palma de Oro por su cortometraje Ver llover, recordó que en uno de sus rodajes la mayoría de los hombres de su equipo no tenían confianza en ella por tratarse de una mujer al frente de una gran producción, “tuve muchas veces que justificar mi trabajo, porque pensaban que por mi género no sabía lo que hacía”.

Por su parte Celiana Cárdenas, directora de fotografía, habló de su experiencia a la revista Gatopardo, sobre cómo en los inicios de su carrera no se le permitía ser directora de fotografía (sólo se le permitía ser asistente de fotógrafos): “Cuando presenté mi examen, me dijo el entrevistador que del CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica) no había salido ninguna fotógrafa, que era un mundo de puros hombres”, comentó.

Cuando por fin comenzaba su vida profesional se topó con una barrera sexista: “el sindicato no me acepta por ser mujer”, dijo. “Porque ninguna mujer había aplicado en ese momento para el sindicato. Yo necesitaba ser parte de él para trabajar, pero al pedirles una oportunidad su respuesta fue un rotundo no”, agregó y contó su historia hasta su llegada a Danzón (1991), de María Novaro, uno de los filmes más representativos en México, dirigido por una mujer. Hoy María Novaro es la directora del Instituto Mexicano de Cinematografía para el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.