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Murió Alfonso Larqué, científico clave para la seguridad alimentaria de México

El académico, recientemente homenajeado por el CICY, fue pilar de la ciencia nacional. Su trabajo tuvo un impacto relevante en la producción agrícola del país

Murió Alfonso Larqué, científico clave para la seguridad alimentaria de México

Murió Alfonso Larqué, científico clave para la seguridad alimentaria de México

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace algunas semanas, Alfonso Larqué recibió un homenaje, motivo por el cual otorgó una última entrevista a Crónica. El Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) informó ayer el fallecimiento del Doctor Francisco Alfonso Larqué Saavedra, quien es considerado una figura clave para la seguridad alimentaria de México. Más de 50 años investigó y explicó cómo se multiplican las plantas del maíz, así como los hongos comestibles y el henequén productor de fibras. También impulsó las investigaciones alrededor del árbol Ramón.

Gracias a sus aportaciones en favor de una agricultura que respetara a los ecosistemas, el Doctor Larqué recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el año 2000. Una de sus propuestas conceptuales originales para fortalecer las ciencias biológicas al mismo tiempo que se beneficia a la sociedad fueron los “Laboratorios naturales”. De ellos habló con los lectores del diario Crónica –donde escribió numerosos artículos de divulgación--, previo al homenaje que le rindió el CICY el pasado 21 de julio.

“Gobierno y sociedad deben entender que desmembramiento de redes biológico-sociales impacta la seguridad alimentaria”

“Los Laboratorios naturales son algo que tenemos a la mano y costaría millones de dólares si quisiéramos construirlos. Son espacios donde se pueden estudiar las interacciones de organismos vegetales con el medio físico que lo rodea y con la cultura. En Yucatán existen espacios similares donde hemos hecho estudios sobre las interacciones de la cultura maya con el manejo del agua y el cuidado de la cuenca hidrológica y la biodiversidad. Son espacios realmente únicos en el mundo, donde ahora están investigando muchos científicos mexicanos y extranjeros”, detalló.

El Doctor en Ciencias señaló el problema que representa para México el desmembramiento de redes biológico-sociales; problema que se repite en muchas regiones donde las tierras más fértiles son vendidas a constructores. Por esto invitó a revisar modelos de uso del suelo, como el de Suiza, donde edifican casas en las montañas para dedicar los valles y tierras fértiles a la producción de alimentos.

“Proteger el medio ambiente es fundamental para que sobreviva la humanidad. Hicimos mucho daño y requerimos cambiar la manera de pensar. Deberíamos entender que cuidar el sector forestal también es cuidar la seguridad alimentaria y que proteger los 5 millones de hectáreas de selva tropical que todavía existen en México, donde hay enorme biodiversidad, también es proteger una gran cantidad de soluciones que nos ayudarán en el futuro”, dijo en su última entrevista con este diario el investigador, profesor e innovador nacido en Texcoco, Estado de México, en 1948.

En diálogo con Crónica recordó los años en que viajaba desde Texcoco hacia la UNAM, en la Ciudad de México, en autobuses donde platicaba con artesanos y vendedores de productos agrícolas. Esa experiencia nutrió su visión del mundo, en la que se tejió ciencia, naturaleza y sociedad:

“Nací en el pueblo de Texcoco, que formaba parte de la gran cuenca lechera que alimentaba a la Ciudad de México. Había grandes ranchos, pero también un modelo de producción donde había sustentabilidad. Los habitantes de los ranchos y los pueblos de esa cuenca cuidaron muchos años la gran riqueza de suelo y agua en esa cuenta. No se enfocaba todo en una sola labor productiva, pues se trabajaba en la crianza de ganado pero también en la agricultura, con grandes extensiones de alfalfares y siembra de granos. Muchas de estas interacciones se veían en el mercado de Texcoco, donde se ofrecía una variedad impresionante de productos de los habitantes de la cuenca, que no sólo vendían cosechas de cultivos, sino pescaditos, hueva, aves y había un gran conjunto de artesanías de barro, piedra y otros materiales que se vendían, y eran producidas en las comunidades de la cuenca. Toda esta diversidad de actividades que sostuvo desde siglos antes, por una manera de entender el ambiente, donde había sustentabilidad”, dijo el hombre que, en 2009, fue el Director fundador del Parque Científico de Yucatán, a las afueras de Mérida.

En campo y laboratorio: 50 años de estudio en fisiología celular

Biólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Larqué Saavedra obtuvo el grado de Maestro en Ciencias en Botánica Agrícola, en el Colegio de Posgraduados (CP) y el Doctorado en la Universidad de Londres. Trabajó más de 50 años en campo y laboratorio enfocado en fisiología vegetal, totipotencia celular y mejoras en producción de maíz, henequén y hongos comestibles. Fue autor de 130 artículos publicados en revistas científicas, es reconocido como autor de las primeras dos patentes agrícolas mexicanas, que transfirió a organizaciones sociales. Entre los reconocimientos que recibió se encuentran: En el año 2000, el Premio Nacional de Ciencias y Artes; Premio Nacional de Investigación en Alimentos 1987; Presea Estado de México 1988, Premio en Ciencia y Tecnología de Alimentos 1992 y Premio mundial que otorga la TWAS en Ciencias Agrícolas 2010. “Un problema grave que se repite en México es que las tierras más fértiles son vendidas a constructores”.

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