Pablo Concha (Santiago de Chile 1984), un artista que ha vivido entre México y Chile, fusiona el oficio del escultor tradicional y la realización de acciones artístico-políticas en el espacio público. En esta exposición presenta cinco esculturas curadas por Octavio Avendaño.

Concha logra combinar la riqueza plástica de la talla en madera o piedra, el reciclaje de objetos y el humor agrio de sus monstruosas, pero divertidas esculturas, moviéndose entre la riqueza plástica y expresionista de escultores como Thomas Houseago, Huma Bhabha, Georg Baselitz, Germán Venegas o Sterling Ruby y la subversión del espacio público de Paul McCarthy o Franz West (1947-2012) y del arte político Latinoamericano del colectivo chileno, Acciones de Arte, CADA (1979-85), el Siluetazo (1983) de Argentina, la intervención peruana, Sarita Colonia (1982) de E.P.S. Huayco (1980-82), las acciones callejeras del Colectivo Cambalache de Colombia o la provocación pública de Aníbal López (1964-2014).

Instaladas ilegalmente en el espacio público, sus esculturas en el Parque Ramón López Velarde, CDMX, han sido destruidas, como su Monumento a las Ratas (2014), “dedicado a las ratas de este país”, pero otras como Coyotl (2016), fueron restauradas por trabajadores de este parque donde además Concha ha izado junto al Grupo M33 una bandera fúnebre en el asta del monumento a Benito Juárez o anclado a Vergoglio, 2016, cabeza entre fálica y sonriente dedicada al Papa Francisco I en su visita a México.

Heredero de la ilegalidad grafitera y la renovación estética y humorística del monumento público de Helen Escobedo y coincidente con los antimonumentos dedicados a víctimas de feminicidios, a los estudiantes de Ayotzinapa o a los bebés de la Guardería ABC, Pablo Concha señala un potencial camino para la reunificación de forma estética y el fondo de urgentes reclamos sociales en monumentos donde ya no se celebren guerras ni personajes políticos.

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► Antimonumentos. Hasta agosto 27. Galería Alterna. www.galeriaalterna.com